Se llama Agustina Suásquita, pero casi todo el mundo la conoce como Papryka. O simplemente Papry. Ella, que de chiquita, en su Córdoba natal, soñaba con ser Fran Drescher en La niñera, hoy se está preparando para lo que avizora como “el año del reviente”, ese en el que va a desplegar todo su potencial al mundo. Pero eso no es ninguna novedad: ya la rompe en las redes sociales, a través de lo que autogestiona colectivamente con el team creativo de Hecatombe, su grupo de amigos teatrales, pero también nos hace reír con sus stories de todos los días, con su podcast Checklist –que hace en dupla con Vicky Garabal–. En definitiva, con mostrar que siempre –en las buenas y en las malas– reírse (incluso de una misma) está buenísimo.Nos encontramos a charlar en su casa de Villa Crespo un día calurosísimo y pudimos ser testigos de Papry puertas adentro; con chanclas y a cara lavada, con su gata Cleo en su regazo, con el verde de sus plantas inundando su casa, que comparte con su novio, Tomás. Pero, claro, riéndonos también: nos cuenta que ya se puede ver en cines su “coprotagónico” con Leo Sbaraglia –en realidad, es un papel chiquito en la peli Hoy se arregla el mundo, de Ariel Winograd, pero que ella, de manera risueña, elige contar así– y que terminó hace poco de filmar otra película, de la que –por ahora– no puede spoilear nada. Pero algo es cierto. Con su frescura y su seguridad al encarar todo lo que hace, le vaticinamos un 2022 muy arriba.La influencer tiene un papel en la peli Hoy se arregla el mundo, de Ariel WinogradGUIDO ADLER-¿Qué tal la experiencia de hacer cine?-Me encanta y estoy trabajando mucho para eso. Haciendo castings, capacitándome en un montón de cosas y mentalmente muy enfocada. Obviamente, es un proceso lento en el que hay que ser muy paciente.-Además, el casting te labura algo del no frustrarte…-A mí eso me costó mucho porque siempre fui una persona muy autogestiva y desde que arranqué mi situación fue: con mis amigos de Hecatombe queremos actuar, pero estamos en Córdoba y los casting de Cris Morena se hacen en Buenos Aires. “Bueno, ¿qué hacemos? Escribamos y actuemos nosotros”. Y al final venimos laburando de eso desde hace como 10 años. Siempre fui yo la que activaba las decisiones y acciones de mi vida. Esta fue la primera vez que esperaba a que me llamaran, tuve que ejercitar mi paciencia y calmar mi ansiedad.-¿Qué herramientas fuiste aprendiendo?-Me enfoco mucho en las otras cosas en las que trabajo: el canal de YouTube, las redes sociales. Si yo, que soy tan inquieta, solo estuviera sentada esperando que me llamaran, me volvería loca. No podría.-Sos muy de hacer listas. Y publicaste hace poco que, de la lista que vos te habías hecho de los objetivos que tenías en la vida, te sorprendiste al sentir que muchos ya estaban cumplidos.-Sí, me sorprendí un montón. Anoto muchas cosas, aunque no así tan intencionalmente. Pero como estaba un poco perdida el año pasado, arranqué con decisiones grandes y reorganización. Entiendo que cuando una pone en palabras ciertas intenciones, eso se vuelve mucho más real. Yo no lo hice desde ese lugar, sino desde un lugar de organización pero algo se movió porque a fin de año agarré la hoja y no lo podía creer.-Por ejemplo, ¿qué cosas te habías propuesto y se cumplieron?-Poder estar más en contacto con mi familia, con mis amigos, con mi novio, con mi gata. Hoy estamos todo el tiempo súper comunicados, con una vorágine súper digital, todo es rápido, todo es ya, todo es preocupación. Soy una privilegiada en el sentido de poder disfrutar de mi trabajo. Pero tener más tiempo libre fue una cosa que anoté y logré. Aprendí a dejarme huecos, a disfrutar de estar sentada tomando un té con mi gata. En lo laboral, pedí cosas muy concretas que sucedieron y eso me dio mucha gracia. ¡No saben el nivel de detalle con que lo escribí! Después me enteré de que es muy bueno escribir el detalle. ¡La de este año no sabés lo que es! ¡El reviente! ¡A por todo!-A la hora de generar humor, ¿de qué te nutrís?-¡De todo, saco de donde puedo! La mayor fuente es mi vida, la vida cotidiana, lo que observo, todo lo que viví también, me nutro mucho de eso, experiencias, anécdotas. Soy mucho de contar anécdotas o hasta imaginar cosas. Eso es re de Córdoba, para mí. El cordobés tiene eso de que vas a la verdulería y te cuenta cosas de película. Capaz está inventando… pero no importa, me sirve para reírme en el momento, es espectacular.Papryka dice que el humor en su vida es “lo máximo, el poder supremo”.GUIDO ADLER-¿Qué poder creés que tiene el humor en la vida?-Es lo máximo, es el poder supremo. Para mí es algo que está muy presente. No solo hago y comparto humor, sino que es algo que me baja a conectarme con la felicidad o, por lo menos, con lo instantáneo de la felicidad. Entiendo que la felicidad no es algo que va a durar toda la vida, es un estado, dura un tiempo y después te puede venir un bajón. Pero el humor sí te puede acompañar en todo ese trayecto. Hasta en el momento en que más en la mierda estoy, me gusta acudir al humor. Me veo un videíto de bloopers…, ¿qué querés que te diga? Está comprobado, aparte, que reírte genera un movimiento en el cuerpo y en la cabeza que te sacude un toque.-Se te ve siempre muy arriba en las redes, pero cuando estás mal no subís ese contenido… ¿Qué hacés cuando estás mal?No, no subo nada. Me costó un montón entenderlo, pero hoy lo entendí: cuando estoy mal, estoy mal. Punto. Por eso no lo estoy filmando. No soy de subir fotos llorando como un montón de gente hace. No está mal mostrar esa parte más real, me alegra, de algún modo. A veces prefiero ver a alguien llorando que siempre montado. Pero a mí no me sale. Y no solo con mi audiencia, sino con la gente que me rodea. Me cuesta mucho mostrarme mal, vulnerable. No me gusta. Y cuando estoy mal, estoy mal. Y después, cuando ya tengo un poquito más de soltura, me gusta mucho consumir cosas divertidas, ver buenas series, reírme con Modern Family, Friends, La niñera, ya está. Tik Tok el año pasado fue mi salvación.-El tema de nuestra edición de febrero es “soy el amor de mi vida”. El amor propio, ¿te interpela?-Y sí, entiendo que para hacer humor sobre una misma, y yo me río mucho de mí, también hay que tener ciertas seguridades, hay que quererse. El humor y la diversión me ayudan a no enroscarme tanto.-Tu familia en Córdoba, ¿cómo está compuesta?-Somos todas mujeres, mis papás están separados y siempre viví con mi mamá y mis dos hermanas. Cuatro mujeres en la casa y nos criamos con figuras muy importantes como mi abuela y mi tía. Supermatriarcado. Tengo mi abuelo, tengo mi papá, pero el apoyo fuerte siempre fue la parte femenina. Eso seguramente tiene que ver con mis comportamientos y elecciones, sobre todo la independencia. Mi abuela siempre fue ama de casa y no, no cobró su sueldo, pero es la persona más independiente que conozco. De acá, de la cabeza. El clan de mujeres de mi familia me hizo ver desde muy chica que no necesitás un chabón. Mi vieja nunca dejó de trabajar, siempre hizo malabares para que no nos faltara nada. Si eso es lo que siempre vivís, decís: “Yo rompo todo, no necesito más nada”.Papryka define a su familia como un “supermatriarcado”.GUIDO ADLER-Por eso está bueno después, cuando llega una pareja, poder valorar qué le aporta un otro a tu vida, desde qué lugar te vinculás…-Creo que lo lindo es entender a dónde apunta un vínculo sexoafectivo. Mi pareja no está puesta en un lugar de dependencia, no está puesta en un lugar de necesidad, es un lugar de disfrute, de compañía, de compartir y de potenciar ciertas cosas. Punto. Eso para mí siempre estuvo muy claro en esta relación y en todas las que tuve.-¿Es verdad que tu primera cita con Tomás fue medio accidentada?-Sí, ¡sin diente fue! Estaba en lo de mi papá y se me cayó un diente. Me tenía que juntar con él y la verdad es que no quería perderme la oportunidad. Porque encima él no vivía en Córdoba en ese momento. Y dije: “Ya está, voy”, hablando de la seguridad, “soy esto, me falta un diente, OK”. Para mí era hasta maquiavélico, decía: “Si le importa esto, entonces no es”. Un consejo: agarran una pinza, se sacan una paleta, una de adelante, un buen colmillo, y caen a la cita, jajaja. Nos juntamos, fue hermoso, fuimos a comer hamburguesas –en ese momento comía carne– sin un diente.-¿Ahora sos vegetariana?Sí, desde que arrancó la pandemia. Me pasó de empezar a escuchar más a mi cuerpo y ver que la carne me caía mal. Además, tengo un vínculo super fuerte con mi gata, y la verdad es que empecé a sentir que había algo que no estaba bien en mi comportamiento. Esto de tener una conexión tan grande con mis mascotas y estar comiendo carne… Una incongruencia muy fuerte. Pum, se me puso adelante y una vez que se te pone adelante, no hay vuelta atrás. Eso es muy fuerte.Agustina VissaniMaría Eugenia CastagninoTemasEntrevistasConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Revista OHLALÁ!Escapada de verano. Estirá los findes: 4 lugares para armarte unas minivacacionesCómo combinarlos. Los tejidos son tendencia en el verano 2022¿Estás en Mar del Plata? Te recomendamos 3 obras de teatro protagonizadas por mujeres