FOTO: Archivo (Biblored)Para recordar de manera más precisa a Carlos Mayolo no basta con reproducir sus obras; hay que invocar a sus amigos que, al igual que él, fueron unos genios, cada uno a su manera. Andrés Caicedo y Luis Ospina, infaltables en la vida del cineasta, marcaron una época en el séptimo arte: entre los años 70 y 90 la Sucursal del Cielo también lo fue del cine, y una fiel muestra de ello no son solo las producciones hechas por Mayolo, sino por obras literarias como ‘Ojo al cine’, que se ha convertido en pieza invaluable para entender la relación entre el autor y su obsesión por los corto y largometrajes.Incluso, esta triada enloquecida por el cine y su expansión en Cali y el resto del país no ha pasado desapercibida en las generaciones actuales;. Basta con leer a Sandro Romero Rey en ‘Memorias de una cinefilia’ para comprender, mediante otra pluma, cómo estas tres figuras fueron, en palabras del guionista y dramaturgo, “Víctimas del llamado ‘mal de la cinesífilis’”, un juego en el cual mezclaron diversos elementos que para aquella época, había que agarrar con pinzas: el rock, la política, el mismo cine y la fatalidad del suicidio.De hecho, en algún momento de su vida, que terminó el 3 de febrero de 2017, mencionó una ínfima parte del apremio porque en este país se conozca y consuma el cine desde todos sus planos. “El cine es necesario para un país, más italiana que una película italiana no hay, más francesa que una película francesa no hay, siempre tienen sus representaciones culturales”, mencionó en un diálogo recogido por la Red de Bibliotecas Públicas de Bogotá.No fueron pocos los proyectos realizados en el país, pero de ellos destacan tres que, por su narrativa y trascendencia en la industria cinematográfica en el país, merecen ser desempolvados en orden cronológico.Le puede interesar: La vigencia de Andrés Caicedo, el gran agitador cultural colombiano que llevó Cali al mundo1. Se puede empezar por el documental ‘Agarrando pueblo’, publicado en 1977 y que narra la historia de tres periodistas que son llamados por un canal de televisión alemán para que retraten la pobreza y desigualdad social en América Latina. Lo que empieza siendo con la elaboración de un formato lineal, termina convertido en una crítica al documental como recurso, aprovechándose muchas veces de las historias para alcanzar objetivos comerciales.2. ’La Mansión de Araucaíma’, basada en el libro homónimo de Álvaro Mutis, fue un largometraje estrenado en 1986. Curiosamente, la producción de aquel texto surgió de una apuesta entre el autor y el español Luis Buñuel; allí, el colombiano le juró que en este país sí se podía hacer cine de terror pese al clima caliente.Precisamente, el metraje estuvo inspirado en el mismo director europeo, y junto con Luis Ospina, se empeñaron en crear todo un ambiente donde la realidad iba de la mano con la ficción. Con un reparto encabezado por Vicky Hernández. Esta película logró un premio en el Festival de Cine de Río de Janeiro; y en palabras de Romero Rey para Radio Nacional de Colombia, el filme compone “la consolidación de su estilo, -es- la película donde tiene más rigor actoral, una puesta en escena impecable, me parece que un clásico del cine colombiano de todos los tiempos”.3. Cerrando este corto pero sustancial recorrido está ‘Azúcar’, telenovela de 1989 muy recordada por los colombianos. Estuvo centrada en la vida de los trabajadores de los ingenios azucareros del Valle del Cauca, y como dato adicional, fue una de las pioneras en incorporar en personajes negros. Actores como Alejandra Borrero, Oscar Borda, Vicky Hernández, y Gerardo de Francisco, encabezaron el elenco de lujo.Fue uno de los primeros grandes hits de la pantalla chica en Colombia, esto debido a las problemáticas raciales y explotación laboral mostradas. Incluso, este producto fue el punto de partida para la realización de formatos similares en el país, dejando claro que desde ese punto Mayolo sería considerado como un referente tanto de Cali como del resto del país.SEGUIR LEYENDO:Abren las convocatorias para Rock al Parque y los demás festivales distritales de Bogotá‘La expedición de la mora’: la historia de cómo pasó a ser un manjar infaltable en las cocinas colombianas