economia

Las señales que generan más incertidumbre sobre el futuro de gasoducto Néstor Kirchner

Mientras el juez Daniel Rafecas avanza con la investigación de la licitación de la compra de tubos del gasoducto Néstor Kirchner, la empresa estatal Energía Argentina (Enarsa) busca también firmar “cuanto antes” el contrato con Siat Tenaris, la subsidiaria del Grupo Techint que ganó la adjudicación el 5 de mayo pasado. Si bien en ambas partes de la negociación señalan que todavía hay algunas “diferencias de criterios”, son optimistas en que pronto terminarán de resolverse.La incertidumbre, sin embargo, todavía es enorme en el sector energético. Algunos actores del mercado creen que, mientras la licitación esté judicializada, Agustín Gerez, el presidente de Enarsa, no se animará a firmar ningún contrato. “Gerez no firma ni los recibos de sueldo en este momento”, dijo en reserva un conocedor de la obra que se llevará a cabo.DÓLAR HOY: EL BLUE AVANZA $5 Y QUEDA CERCA DE SU MÁXIMO HISTÓRICOLa semana pasada, por lo pronto, Enarsa dio algunos indicios en el mercado financiero de que estaría cerca de avanzar con la firma del contrato cuando rescató fondos en pesos de las inversiones que tenía colocada en los bonos CER, atados a la inflación.“Esa inversión financiera de Enarsa son los fondos que tiene para el gasoducto. Como tiene que pagarle el anticipo a Siat para que traiga la chapa, cuando el Banco Central (BCRA) autorizó la disponibilidad de dólares para Siat, Enarsa debía pagar el anticipo. No hay ninguna falta de fondos para comprar gas”, explicaron en el Gobierno.Enarsa debería tener en sus cuentas los US$583 millones de una partida que se incorporó al presupuesto de la Secretaría de Energía el año pasado destinada a la construcción del gasoducto, y los US$520 millones (alrededor de $60.000 millones), que se recaudaron por el impuesto a la riqueza. La compra de los caños costará US$500 millones, según la licitación.En el BCRA confirmaron que Tenaris tiene liberado el acceso para comprar los dólares, que necesitará para importar la chapa que fabrica Siat (su subsidiaria) en Brasil, si se avanza con la firma del contrato. Luego, en la Argentina, en la planta de Valentín Alsina, se dobla la chapa y se fabrican los tubos con costura, que se utilizarían para construir los 560 kilómetros de gasoducto. Cada tubo debe medir 12 metros y entran cuatro de ellos en los camiones. Por lo tanto, una vez que esté la obra en marcha, se espera que salga un camión cada 15 minutos hasta completar 11.700 viajes, como mínimo, porque en este tipo de obras siempre se proyecta que algún vehículo puede volcar. “En una movida logística tremenda”, dicen en el sector.“La Argentina tiene la expertise de hacer este tipo de proyectos, están las compañías de construcción, los trabajadores, la logística. Y tenemos la suerte de que en Brasil está la chapa, un lugar barato y cercano para nosotros. En la Argentina después se le agrega valor con la soldadura y la fabricación del tubo”, dice Ernesto López Anadón, presidente del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG).Sin embargo, advierte: “La invasión de Rusia a Ucrania generó que los mercados se vieran exigidos con el acero y el plazo de entrega. Nosotros tenemos que Tenaris, junto con su subsidiaria, pueden garantizar la provisión, pero se necesita una carta de crédito para avanzar. Hay que ver, una vez que firme el contrato, cuánto se demoran en fabricar la chapa y mandarla para la Argentina”, agregó.“Nadar en divisas”Ante la falta de transporte, la producción de Vaca Muerta está cerca de su techo, admiten las empresas. La actividad no frena porque el declino de los pozos es muy acelerado, por lo tanto, es necesario que haya perforación de pozos de manera constante para mantener el mismo nivel de oferta. Pero hay compañías que perforan y no conectan esos pozos porque no tiene forma de evacuar la producción. Esto sucede tanto en gas como en petróleo, donde también hay un cuello de botella con el oleoducto existente.De hecho, en petróleo por ahora hay más optimismo en el sector de que la Secretaría de Energía firmará la prórroga de concesión del oleoducto a la actual operadora, Oldelval, cuyos dueños son gran parte de las empresas petroleras. Pese al enorme derrame que se generó el año pasado, la compañía estaría cerca de prolongar su operación, que finaliza actualmente en 2027, lo que destrabaría una inversión de US$600 millones para ampliar la capacidad del ducto. “Es necesaria esa prórroga, porque, si no, no alcanza el plazo de repago de la inversión”, señalaron en una de las petroleras en reserva.El cuello de botella del transporte todavía es inexplicable para el sector, que señala que es una industria que podría hacer al país “nadar en divisas”. El crecimiento de la producción no solo sustituiría importaciones, que en los primeros cinco meses del año le implicaron a la Argentina una salida de divisas de US$4700 millones, sino que le permitiría atraer dólares por las exportaciones y por las inversiones. Por ejemplo, cada pozo que se perfora en Vaca Muerta implica un desembolso de US$7 millones. “Nadie invierte en un país si luego no puede girar los dividendos, al igual que nadie pondría sus ahorros en un plazo fijo, si después no los puede sacar”, dijeron en el sector.“Mientras que afuera hay un mundo que se reconfigura por la guerra, acá perdemos tiempo con un off the record mal escrito que termina en la Justicia. Estamos en la chiquita y nos alejamos del objetivo”, indicó otro actor del sector, con resignación, en un evento con prensa organizado por el IAPG.“Se nos va la oportunidad porque vivimos en la agenda del corto plazo. Tenemos otra commodity que podría estar generando divisas y no la aprovechamos. Si construir el gasoducto era complejo ante de que explote esta bomba, ahora es muy difícil llegar”, comentaron en otras de las empresas petroleras.Sofía DiamanteTemasComunidad de NegociosActualidad económicaConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Comunidad de NegociosNuevo jugador. Cuál es la marca que reemplazó a Falabella en UnicenterCuatro años en rojo. El número clave que muestra el impacto de la crisis en el bolsillo de los argentinosEl peor mayo desde 1990. La inflación fue de 5,1% y el aumento ya supera el 60% en un año

Fuente