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“No me dejaban tener amigos”, superó su programación limitante, abandonó un trabajo seguro y su vida dio un giro inesperado

>LA NACION>LifestyleUna infancia con un padre violento la marcó por completo; pero tuvo el coraje de buscar su camino y sanar las heridas.21 de junio de 202201:18Jimena BarrionuevoPARA LA NACIONTrelew, Pico Truncado y Comodoro Rivadavia. Su infancia fue errante, en diferentes ciudades del sur del país y marcada por las prohibiciones y la violencia. “Mi padre era alcohólico y muy violento. No podíamos tener amigos, no estaba permitido. Esto motivó en mi interior una profunda necesidad de entendimiento. ¿Qué podía generar que un ser humano actuara de esa forma?”, se preguntó desde sus primeros años de vida Patricia Ageste.Pero su padre, un hombre melancólico y ausente, fue quien le abrió los ojos para que ella explorara ciertas particularidades de la gente de la que se rodeaba y buscara respuestas a los interrogantes que se le planteaban. “Recuerdo que con tan solo doce años, cuando viajaba en colectivo hacia la escuela tenía la oportunidad de observar a las personas que subían. Miraba sus ojos, estudiaba su mirada, me detenía en su postura y hasta reparaba en el detalle de sus zapatos. Todo me decía algo de ellos mismos. Mi infancia estuvo marcada por una necesidad de saber, de entender”.ELIGIÓ SU CARRERA EN UN MANOTAZO DE AHOGADO, GOLPEAR UN COLCHÓN LO LLEVÓ A REDESCUBRIR SU VOCACIÓN: “YO NO ESTABA MAL, PERO ALGO FALTABA”Deseo de superaciónPatricia con una de sus hijas.Cursó sus estudios secundarios con deseos de superación. Hizo teatro durante seis años para superar una enorme timidez que, en realidad (eso lo supo a la distancia) tenía que ver con la prohibición que su padre le había impuesto sobre no tener amigos. Pero decidió superar la programación limitante y eligió avanzar. El camino no iba a ser sencillo.A los 15 años se enamoró de un chico precioso, generoso. “Pero la realidad es que yo no sabía cómo amar y temía perderlo”. Se distanciaron por un tiempo, pero él nunca regresó y años más tarde Patricia supo que había fallecido. Con esa pérdida, sintió que su vida era un gran vacío y sin sentido.Quiso continuar como pudo. Lo hizo en piloto automático. Necesitaba rearmarse, como con las herramientas que tenía a mano. Conoció a un hombre con quien se casó y tuvo dos hijas. Compartieron casi diez años de sus vidas. Pero la realidad era que Patricia nunca había conseguido estar presente en esa relación de pareja. Estudió mientras vivieron juntos. Se recibió de Martillera Público, de Auditora en sistemas de gestión, asistente en seguridad e higiene. El estudio parecía ayudarla a crear una personalidad que le abría un camino para mejorar.Amistades verdaderasPatada a la estabilidadConsiguió empleo en una empresa de servicios petroleros. Ya estaba separada para ese entonces. Tenía una vida laboral y económica estable y estaba en condiciones de seguir avanzando sin mayores complicaciones. Hasta que conoció al padre de su tercer hijo. “Este hombre fue el mismísimo caos. Violento, herido por donde se lo mirara, con deseos de venganza, con ira, alguien incomprensible e incomprendido. Otra vez me topaba con la figura de mi padre”.Comenzó a buscar cómo atender la situación en la que estaba porque todo era muy destructivo. Y dentro de ese clima tan sofocante, dio con un taller chamánico sobre el animal de poder. “Lo sentí en mi interior. Siendo una buscadora, reconocí que ahí había algo para mí”.Corría 2010 cuando Patricia tuvo su primera experiencia con el viaje del Tambor Chamánico. Fue un antes y un después en su vida. A través de esa técnica ancestral pudo dar con su animal de poder y conectar con los mensajes que tenía para ella. “Los animales te acompañan y te introducen en esa situación sin resolver -que pide a gritos mudos ser escuchada-. Lo hacen con amor, con luz, te guían para que encuentres en tu interior la fortaleza que requiere afrontar la experiencia suprimida por el inconsciente. Esa indiferencia hace que tu vida esté dentro de un desorden que se puede manifestar como enfermedad, mala suerte, altibajos, soledad, accidentes, entre otros tantos incidentes. Desde ese contacto he mantenido abierta la comunicación con los animales y comparto la oportunidad de estos encuentros de sanación a través de talleres y/o sesiones. Mi animal me ha ayudado a enfrentar toda mi existencia, a encontrar las salidas, a sanar, a mejorar y a encontrar la vida que merezco”.No fue trabajo de una noche a la mañana siguiente. Fue un paso a paso, una destrucción de todo lo que creía, de lo que guardaba en su inconsciente y un encuentro con quien verdaderamente era ella. “Mi mundo giró irremediablemente como si alguien me tomara y me indicara una nueva y auténtica dirección. Era la dirección que mi alma quería para mí, muy distinta a la que mi mente se había empeñado en construir. Aunque fue difícil al principio, lo acepté sabiendo que era el único camino para encontrar la verdadera felicidad”.Patricia se formó como terapeuta holísiticaCambios y sanaciónLuego de aquella experiencia reveladora, transitó dos años de muchos cambios: cambió de trabajos, se mudó en reiteradas ocasiones tanto de casa como de ciudad. Se transformó y trabajó para reconciliarse con su esencia. Así, paso a paso, fue transformando su mundo.Se formó en terapia holística, en reiki y chamanismo a través de los animales. “Para conectar con la asistencia de los animales se arma una Rueda de la Medicina que protege y eleva y permite, sin necesidad de ningún estímulo, conectar con la presencia de los animales. Se haca a través de una meditación guiada. Es en ese espacio donde se presentan los animales. Ellos te muestran escenas de tu vida (sin resolver, sin sanar, escenas de las que no adquiriste la sabiduría) y te hacen saber lo que necesitás saber y sanar. En cuanto toda esta información -que es visual, sentipensante y emocional- es observada, comienza una ineludible transformación (elevación de consciencia) que se traduce como entendimientos y sanación. Cuando la rueda aparece en la vida de uno es porque los animales lo están llamando y eso fue lo que me ocurrió a mi”.Compartí tu experienciaSi viviste alguna experiencia que mejoró tu bienestar y calidad de vida (puede ser médica, alimenticia, deportiva, un viaje, sentimental, profesional o de otra índole), y querés compartirla en esta columna, escribí a [email protected] BarrionuevoSeguí leyendo“La Argentina que dejé no existe más”. Se fue a Alemania sin pensarlo, conquistó metas “imposibles” y hoy siente el choque cultural en EzeizaUna pintoresca esquina. 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