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Transporte presidencial: un modelo de carruaje histórico que unió a la Infanta Isabel, Perón y Onganía

El despacho que confirmaba la noticia se publicó en los diarios argentinos el 4 de mayo de 1910: “Zarpó hoy desde el puerto de Cádiz el trasatlántico Alfonso XII, armado en guerra como crucero auxiliar, que conduce a Buenos Aires a la infanta Isabel (…) El comandante Deschamps se propone llegar a destino al amanecer del día 18 del corriente mes”. Aún con muchas menos posibilidades tecnológicas de las que se cuentan hoy, la llegada se pronosticó con bastante precisión. Los radiotelegramas (también conocidos como “marconigramas”) avisaron la noche anterior al día vaticinado una pequeña demora: el arribo se concretó pasado el mediodía.Todo estaba preparado. El protocolo presidencial dispuso de una recepción a la altura del acontecimiento. Con motivo de la celebración por el Centenario de la Revolución de Mayo, José Figueroa Alcorta esperó a su alteza real en la carroza de gala de la presidencia, y la acompañó hasta su alojamiento en el palacio del señor Teodoro de Bary, la majestuosa mansión de la Avenida Alvear (demolida y que hoy es el Palacio Duhau). El carruaje fue el transporte que usó la Infanta durante toda su estadía. La mujer causó un verdadero furor. A su pasó, despertó ovaciones y muestras de afecto del pueblo argentino.Ciertos momentos en los traslados presidenciales quedan marcados para siempre. El Packard Super Eight de 1939, por ejemplo, incorporado a la flota presidencial durante la presidencia de Roberto Marcelino Ortiz, fue utilizado por Juan Domingo Perón en sus dos primeros mandatos. Y quedó en el recuerdo por ser el que llevó en una de las últimas apariciones públicas a Evita, en 1952. Hace un par de años fue subastado por algo más de 160.000 dólares.El mismo Perón adquirió un Cadillac descapotable en 1955, que con el tiempo fue recuperado y sirvió en la asunción de Raúl Alfonsín en la vuelta de la democracia, en 1983. El automóvil se exhibe actualmente en el Museo del Bicentenario.Pero ningún vehículo tuvo una amplitud de utilización oficial como aquel que sirvió para la infanta Isabel. Se trata de un modelo francés de Mühlbacher, con llantas de goma, de fines del siglo XIX. Tirado por cuatro caballos, tenía lugar para cuatro pasajeros, además del “chauffeur” y dos pajes en la parte trasera.La Infanta Isabel y el presidente Figueroa Alcorta en el Centenario de 1910 (AGN/)En principios del siglo pasado había pocos automóviles, la utilización de carruajes era más práctica que ceremonial. Sin embargo, para los actos protocolares, durante un tiempo se mantuvo el hábito de utilizar esos coches para situaciones especiales.En 1925, Marcelo T. de Alvear los utilizó, entre otros motivos, por las visitas del presidente chileno Arturo Alessandri Palma, y de Eduardo de Windsor, el Príncipe de Gales.Marcelo T. de Alvear y el presidente de Chile Alessandri Palma, el 16 de marzo de 1925También fue de uso habitual por parte de Agustín Pedro Justo en la llamada “década infame”. El 10 de octubre de 1937 hizo con ella su ingresó en el hipódromo de Palermo. Iba acompañado del Ministro de Agricultura y Ganadería Miguel Ángel Cárcamo. Se paró, se quitó la galera para saludar al público… pero recibió abucheos y una prolongada silbatina. Entonces perdió la compostura y le hizo un corte de manga a la gente, según narró alguna vez Félix Luna en su libro Breve historia de los argentinos.El presidente Agustín P. Justo, en el hipódromo de Palermo, en 1937, junto con Miguel Ángel Cárcamo (Archivo LA NACION/)No hay registros en la década siguiente. Los carruajes quedaron en la cochera de la calle Alem, en Retiro, donde se guardó la flota presidencial durante años. El mismo lugar que supo ser la caballeriza del expresidente Julio Argentino Roca, y donde actualmente se instaló un mercado de comidas.Tampoco hay muchas referencias de quién tuvo la idea principal para la “reaparición” de ese modelo. Pero el 16 de marzo 1949, en ocasión de la jura presidencial por la reforma de la Constitución, un vehículo similar fue utilizado para trasladar a Perón desde la Casa de Gobierno hasta el Congreso. En las imágenes se pueden notar ciertos detalles diferentes en las guardas y las manijas de las puertas. A su lado viajó el ministro del Interior Ángel Borlenghi y frente a él, el ministro de Asuntos Políticos Román Subiza y el capitán de navío Guillermo Plater.El carruaje real traslada a Juan Domingo Perón rumbo al Congreso, en 1949, para la jura de la nueva Constitución (Archivo LA NACION/)El último acto oficial registrado fue, para muchos, bastante polémico. El 27 de julio de 1968, casi seis décadas después de aquel recibimiento a la infanta Isabel, el presidente Juan Carlos Onganía solicitó que alistaran la vieja calesa. Algunos indican que la decisión estuvo motivada en sus gustos extravagantes. Que quería transportarse en el mismo vehículo en el que lo había hecho la realeza española. Otros señalan que fue una forma de remarcar diferencias políticas y establecer un desafío por aquel acto de Perón en el 49.Más allá de las versiones, ese día Onganía –ante el asombro de las autoridades del campo– ingresó en la pista central de la exposición Rural mientras lo rodeaba la banda del Regimiento 1 de Infantería Patricios, que interpretaba la marcha Capibary.Juan Carlos Onganía ingresa en la pista central para la Exposición Rural de 1968 con la misma calesa que había utilizado la Infanta Isabel en 1910; lo acompaña el secretario de agricultura y ganadería, el ingeniero Rafael García Mata (Archivo LA NACION/)Hoy, el carruaje que usó Perón, completamente restaurado, se encuentra en perfecto estado, aunque no en exhibición, sino en un depósito, por falta de espacio en el Museo del Bicentenario.Luis Firpo Miró era el presidente de la Sociedad Rural en 1968. No hubo sorpresas en el contenido de su alocución, que podría transportarse incluso a la actualidad. Reclamó menos intervencionismo estatal y pidió por la libre iniciativa privada. “El mundo ha avanzado en los últimos 50 años más que en los 50 siglos anteriores. La influencia que la ciencia y la tecnología ejercen (…) puede verse en esta Exposición Internacional de Ganadería, Agricultura e Industria”, se enorgulleció. Se realizó luego el desfile de los grandes campeones. Al concluir el acto, Onganía se retiró en el vehículo presidencial. El último presidente en un carro tirado por caballos.Una de las históricas calesas presidenciales fue restaurada, pero no está en exhibición; se encuentra guardada en un depósito (Museo del Bicentenario/)

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