La calidad institucional está en tela de juicio por donde se la mire. No sólo por la falta de transparencia, indispensable para que se expanda la corrupción. Aparecen, además, niveles de mala praxis que, si no fuera por sus dramáticas consecuencias, se volverían hilarantes. El juicio oral por la asignación de las obras viales en Santa Cruz ha vuelto a poner en primer plano un sistema de recaudación política y enriquecimiento personal que reproduce, en una escala nunca vista, métodos que se repiten en todas las jurisdicciones del país.Esa escena fue reemplazada por otra, también muy inquietante: la tentativa de asesinato a Cristina Kirchner, ejecutada por Fernando Sabag Montiel, un marginal ligado, a la vez, a una banda cuyas eventuales ramificaciones se hunden en un mar de incógnitas. Alrededor de ese acontecimiento escalofriante se han multiplicado irregularidades y deficiencias que casi siempre bordean el disparate. Desaguisados que pertenecen al campo de la Seguridad y de los procedimientos judiciales.Una perspectiva alentadora sería que, como respuesta a la desolación de este paisaje, un sector de la dirigencia política lidere un proceso de regeneración. Es lo que, por la lógica de la disputa de poder, se suele esperar de la oposición. Pero esa novedad está todavía por venir. En las últimas horas, en Juntos por el Cambio ha estallado un conflicto sordo sobre el funcionamiento del Poder Judicial.La excusa que desató el entredicho es muy significativa. Se refiere a la integración del Consejo de la Magistratura, el cuerpo a través del cual se designa, sanciona y remueve a los jueces. La Corte Suprema declaró la inconstitucionalidad de la anterior composición del Consejo y estableció que debe renovarse antes del 1 de noviembre. Diputados y senadores deben designar a sus delegados. Y los abogados, académicos y magistrados tienen que realizar elecciones para seleccionar a los suyos. La pretensión teórica de que los consejeros representen a distintos “gremios” se ha convertido en una fantasía. La campaña para elegir abogados requiere de una maquinaria con la que sólo cuentan los partidos. Por lo tanto, esos consejeros terminan siendo designados por la dirigencia política.La guerra estalló en Juntos por el Cambio porque Mauricio Macri decidió respaldar, para el estamento de los abogados, la reelección de Carlos Matterson, quien ocupa una banca de consejero desde 2020, apadrinado por el binguero Daniel Angelici. Matterson es el abogado de Angelici en el negocio del juego. Esa decisión de Macri encendió una ácida polémica en la coalición, que se proyecta sobre el Pro. En el radicalismo sostienen que la postulación de Matterson rompe el acuerdo celebrado en la Casa de Jujuy el último febrero.En aquella oportunidad, los radicales Gerardo Morales, Ricardo Gil Lavedra, Ernesto Sanz y el legendario Willy Hoerth se encontraron con Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y Germán Garavano, del Pro. También estaba Angelici, quien milita en el radicalismo pero se ha convertido, desde hace años, en el principal gestor judicial de Macri.Esa ambigüedad llevó a Bullrich, para quien la aspereza no tiene secretos, a preguntarle: “Che, Angelici, ¿vos acá representás a la UCR o a Macri?”. El acuerdo fue que, para las elecciones que se celebrarán en octubre, Juntos por el Cambio apoyaría una lista encabezada por un abogado radical; le seguiría alguien del Pro, que sería Jimena Latorre, y el tercer lugar sería para otro radical. Este es el entendimiento que colapsó con la postulación de Matterson. Hasta anoche la principal oposición se quebraba en dos listas: la de Matterson, seguido por Latorre, y la encabezada por el radical Miguel Ángel Piedecasas. El plazo para inscribir las candidaturas vence este jueves a las 23:59.La jugada de Macri encendió de ira a los radicales. A tal punto que el presidente Morales adelantó a Bullrich que, si Macri y Angelici siguen respaldando a Matterson, él formularía una denuncia incendiaria sobre la política judicial del expresidente. Bullrich pidió 24 horas para evitar esa confrontación. No fue la única hoguera.Las novedades llegaron a Exaltación de la Cruz, enfureciendo a Elisa Carrió, quien le habría enviado un mensaje a Macri, cuyo contenido se desconoce. A quienes le informaron de esta ruptura les contestó: “Que pongan un abogado del juego es tomarle el pelo a todo Juntos por el Cambio”. Morales y Carrió estuvieron comunicados hasta tarde. Este jueves la tensión se sentirá temprano: el radicalismo está convocado a las 8 de la mañana para tomar una decisión.Las fisuras cubren un espacio más amplio. El sector del radicalismo que conducen Emiliano Yacobitti y Martín Lousteau hará una alianza por fuera del partido, circunscripta a los abogados porteños, con el exradical, exmassista, kirchnerista y proto-exkirchnerista Diego Molea. Es el rector de la Universidad de Lomas de Zamora, alma mater de jurisconsultos como el atribulado ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, y Javier Fernández, a quien el tenebroso Antonio Stiuso identificó ante la Justicia como uno de sus hombres.Como Molea también es abogado, está preparando dos listas: una de letrados y otra de académicos. Nace el moleísmo. En ambas estaría asociado a “Evolución”, la línea interna de Lousteau. Para facilitar ese acople, Molea tomó distancia respecto del kirchnerismo puro, si es que hay algo puro en este valle de pasiones.Los feligreses y colegas de la Abogada Exitosa votarán al laboralista Héctor Recalde, padre del senador Mariano y antiguo presidente del bloque de diputados que respondía a Néstor Kirchner. Angelici celebra esta pasable autonomía de Molea. Igual que agradece la disidencia de Yacobitti y Lousteau. Restan votos a la lista de Piedecasas pero, sobre todo, extienden su control más allá de Matterson.Molea conserva cierta lealtad a Angelici –cierta debe subrayarse en este caso- desde los tiempos en que los acercó el consejero de la Magistratura porteño, Alberto “Nacho” Biglieri. Acertijo elemental: ¿en las encrucijadas decisivas del Consejo, con quién se alineará Molea? ¿Con Angelici o con Lousteau? ¿O son los tres lo mismo? El poder está siempre cerca de la simulación.La gravitación de Angelici en el terreno judicial es sorprendente. “Es un Don para-estatal”, lo definió alguien que lo conoce a la perfección. Además de controlar varias butacas en el Consejo de la Magistratura nacional, maneja también el de la Ciudad de Buenos Aires. Esa influencia le permitirá dominar el nuevo juzgado electoral porteño. Es la instancia en la que se van a dirimir las controversias de todos los comicios locales, internos y generales. Los nacionales seguirán bajo la competencia federal, que ejerce María Servini.El postulante para ese cargo crucial es Roberto Carlos Requejo. Para desazón del ex diputado de la Coalición Cívica Adrián Pérez, que compitió con él en el concurso, el futuro juez obtuvo una calificación de 50 puntos sobre 50, a pesar de que quienes lo examinaron consignaron que cometió varios errores. Es la aritmética de Angelici. La aritmética del juego.Con Requejo en ese tribunal porteño, el acertijo de Molea se vuelve mucho más inquietante. Si se llega a verificar, como todo hace prever, una interna dentro de Juntos por el Cambio entre Jorge Macri y Lousteau: ¿a quién favorecerá Requejo, el ahijado de Angelici? La respuesta más obvia es que inclinará su pulgar a favor de Jorge Macri, dada la subordinación de Angelici al expresidente. Pero sería incorrecta. Mauricio Macri conoció a Angelici a través de Jorge Macri. El exintendente de Vicente López y el binguero están cansados de pactar. Iniciaron esa tradición en la Legislatura bonaerense durante el tratamiento de la Ley del Humo. Nada que ver con Sergio Massa. Fue la norma que prohibió fumar en lugares públicos, pero con excepción de los bingos.El último entendimiento relevante entre Jorge Macri y el binguero fue la postulación de Cristian Gribaudo como candidato a senador bonarense de la primera sección electoral. Defensor del negocio del juego, Gribaudo fue el candidato a suceder a Angelici en la presidencia de Boca Jr. Pero Jorge Ameal lo derrotó.Para incrementa su poder en la Justicia, Angelici cuenta con el respaldo sistemático de Mauricio Macri. Bajo su Presidencia, el binguero estuvo a cargo de la supervisión política de dos instrumentos claves. El primero fue la delegación del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura. Allí su subordinado era Juan Bautista Mahiques, actual fiscal general de la Ciudad de Buenos Aires. El segundo fue la Dirección de Asuntos Jurídicos de la AFI, que estuvo a cargo de otro alfil de Angelici: Juan Sebastián De Stefano. Este funcionario se hizo célebre cuando salió a luz la filmación clandestina de una reunión en la que el entonces ministro de Trabajo de la provincia, Marcelo Villegas, manifestó su fantasía de armar “una Gestapo contra el sindicalismo”.De Stefano apareció en ese video, en cuya realización material habrían tenido responsabilidad dos subordinados directos de Silvia Majdalani: su cuñado, Darío Biorci, y su antiguo profesor Diego Dalmau Pereyra. Todos fueron procesados por esta operación, a pesar de lo cual De Stefano sigue siendo funcionario del gobierno porteño. Es director de Subterráneos. Su medio natural.Angelici encarna, desde fuera del Estado, una de las miserias más graves del sistema institucional de las últimas décadas: la vinculación de la Justicia Federal con el submundo de los servicios de Inteligencia. Para esa coordinación el binguero se sirvió de la sagacidad del abogado Darío Richarte, a quien Néstor Kirchner, a través de Francisco Larcher y Stiuso, encargaban la defensa judicial de sus funcionarios en problemas. Amado Boudou y José López fueron dos de los más célebres clientes de Richarte, quien desistió en público de todos esos patrocinios a los pocos días de que Stiuso fuera desplazado de la AFI. Richarte ha sido la sombra de Angelici. Una sombra larga: llegó hasta Boca Jr.La candidatura de Matterson es la expresión de superficie de este sistema. Es comprensible, por lo tanto, que la fisura que produce sea tan delicada. Toda una cuerda muy sensible de la coalición opositora: la de la convicción con que allí se levanta la bandera de la calidad republicana.No va a ser la única disputa. Pero es la principal. Juntos por el Cambio tendrá que resolver también a quiénes promoverá como consejeros de la Magistratura en nombre del Congreso. Es también una discusión interna en el Pro. Un grupo de dirigentes, entre los que se cuenta Mauricio Macri, alientan que el diputado Pablo Tonelli reelija por un año, hasta el final de su mandato. Es una opción que recibe interferencias. Una es la de Álvaro González, un diputado santafesino que nació a la política de mano de Víctor Reviglio y conquistó una banca porteña gracias al impulso de Majdalani. Es el hombre de Larreta en la Cámara baja. De Rosario a Buenos Aires. De Reviglio a Larreta. “Evolución”, podría repetir con Lousteau.El otro aspirante a la butaca de Tonelli es el mendocino Omar Demarchi, quien también integra el equipo de Larreta. Se entiende mejor la predilección de Macri por Tonelli: el duelo interno del Pro toma todas las colinas.Desde el ámbito judicial, Macri recibió en las últimas horas, además, novedades desafortunadas en relación con el conflicto con su hermano Mariano.La intensidad que cobra la disputa por la intervención política sobre la Justicia un síntoma elocuente de la salud civil de la Nación. Los tribunales son el gran campo de batalla. Lo demuestra el kirchnerismo con bastante claridad. Por ejemplo, ya comenzaron las recusaciones contra jueces de la Corte. Inauguró el presidente Horacio Rosatti. Desde el oficialismo quieren desplazarlo de la causa por la coparticipación de la ciudad de Buenos Aires porque se enteraron de que la mano derecha de Rosatti, Silvio Robles, se había cruzado con el ministro de Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, en una reunión social. Rosatti, como su colaborador Robles, suelen recibir disparos desde ambas orillas de la polarización. Es un mérito.Rosatti, como presidente del Consejo de la Magistratura, deberá asistir a las confrontaciones que demuestran por qué es crucial ocupar esa institución. Una de ellas tiene que ver con el cumplimiento del célebre fallo que obliga a terminar con los traslados de jueces y a cubrir las vacantes con los mecanismos previstos en la Constitución. El pronunciamiento quedó asociado a los camaristas Bruglia y Bertuzzi. Pero afecta a muchos otros magistrados. Entre ellos, a la jueza electoral Servini. La mejor amiga de Angelici en Tribunales.Carlos PagniConforme a los criterios deConocé The Trust Project