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Asesinos. La caída de dos jóvenes hermanos que se dedicaban a robar y a matar

Daniel Mareco, de 25 años y su hermano, de 16 años, vivían en Ciudad Oculta, Villa Lugano, pero se dedicaban a robar del otro lado de la avenida General Paz, en Lomas del Mirador y Villa Madero. Con diez meses de diferencia cometieron dos homicidios en la misma zona.Hace diez días, Daniel fue condenado a prisión perpetua por asesinar a un joven cuando llegaba a su casa. Su hermano menor había sido detenido por matar a un policía delante de su esposa y sus tres hijos, pero huyó del instituto de Menores al que lo habían llevado. Ambos integran una familia de asesinos.Durante la cuarentena, Alan Lautaro Bravo, de 20 años, preparaba comida y la repartía en los barrios más humildes de Laferrere. Trabajaba en una empresa de logística. Dos semanas antes de que lo mataran, se había comprado un Peugeot RCZ, modelo 2013. Era el coche de sus sueños. El 23 de enero de 2021 circulaba en su auto por la esquina de Pedro Goyena y Las Heras, en Lomas del Mirador, cuando fue interceptado por Mareco y un cómplice, de 17 años, que lo mataron para robarle el vehículo y el celular.Cuando asesinó a Alan Bravo, Daniel Mareco, no había salido a robar con su hermano menor, porque el adolescente estaba preso desde un año antes. Lo acusaban de haber participado en el homicidio del inspector de la policía bonaerense Mauricio Ezequiel Miño, de 39 años, ocurrido el 9 de marzo de 2020, en Paunero al 100, de Villa Madero.El asaltante Daniel Mareco, condenado a perpetua por el homicidio de Alan Bravo, en Lomas del MiradorDebido a que es menor punible, el hermano de Daniel Mareco, no quedó detenido en una cárcel del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) y fue alojado en un instituto de Menores que depende del Organismo Provincial de la Niñez y Adolescencia. Estas dependencias no tienen la misma seguridad que los penales. Carecen de guardiacárceles. Los controles están a cargo de celadores y un efectivo que cobra un servicio de policía adicional custodia el perímetro de cada predio.En enero de este año huyó. Estuvo prófugo dos meses, fue recapturado luego de un tiroteo con una patrulla de la policía bonaerense y fue derivado a un instituto de la zona de San Martín. El policía Miño había ido con su familia a la casa de un matrimonio amigo para conversar sobre la compra de un terreno en la zona de Cañuelas. Al finalizar la charla, y como llovía, Miño fue hasta su auto, un Volkswagen Gol, lo puso en marcha y regresó hasta la puerta de la vivienda a buscar a su mujer, de 35 años, y a sus hijos de 3, 6 y 10, para regresar a su domicilio en Laferrere.A partir de la reconstrucción del sangriento episodio realizada por los investigadores, se determinó que, en ese momento, el policía fue interceptado por tres delincuentes que caminaban por la zona y aprovecharon la oportunidad para asaltarlo. Miño fue asesinado delante de su esposa y de sus hijos.“Vos quedate quieto”, le gritó uno de los asaltantes a Miño, cuando intentaba sacar su arma. Entonces, el delincuente le pegó una patada en las costillas y le dijo: “Que tenés ahí..”. Por la patada Miño quedó tirado en el piso. El malviviente le quitó su arma reglamentaria. En ese momento, la esposa del policía suplicó que no le hicieran nada y que se llevara el automóvil, pero el delincuente, con su propia pistola 9 mm, le disparó cinco balazos.Luego de abrir fuego contra el policía, el agresor ordenó a sus cómplices que huyeran. Se dirigieron al cruce Paunero y Boulogne Sur Mer. Allí los esperaba un cuarto cómplice a bordo de un Chevrolet Agile negro.Miño fue trasladado por personal del Grupo de Apoyo Departamental (GAD) La Matanza al Hospital Balestrini, de Ciudad Evita, donde llegó sin vida, a causa de las heridas de bala que había sufrido en la ingle, en una pierna y el abdomen.La remisería claveAl revisar las cámaras de seguridad, y a partir de las declaraciones de los testigos, los responsables de la pesquisa establecieron que el Chevrolet Agile negro tenía dos elementos característicos: la óptica delantera izquierda dañada y una calcomanía de una remisería situada en la avenida Eva Perón, en las adyacencias de Ciudad Oculta.Dicho vehículo había entrado y salido varias veces del territorio porteño. Luego de identificar al titular del rodado, los investigadores determinaron que tenía un permiso de circulación, también conocido como cédula azul, a nombre de Alejandro Sebastián Dutra, quien se desempeñaba en la mencionada remisería.Según declaró durante el juicio oral una de las testigos, Dutra era conocido por su apodo “Apu”, trabajaba en el turno noche en un vehículo negro. Agregó que todos los automóviles de la remisería –que funcionaba en un trailer estacionado sobre la avenida Eva Perón– tienen el logo adelante y atrás, son como dos letras “M”, iguales a las que tenía el Chevrolet Agile negro en el que huyeron los asesinos del policía Miño.Otro de los testigos declaró que Dutra le comentó que la noche que mataron al policía, “había levantado tres o cuatro personas en la puerta de la remisería que lo llevaron a un destino que se habían mandado una cagada”.En su defensa, el remisero manifestó: “No me acuerdo qué día, pero alrededor de las nueve o nueve y media de la noche fui a buscar un pasajero al barrio de emergencia, pero este no estaba. En ese momento, pasaron tres chicos y me pidieron que los lleve a los monoblocks de La Tablada. Después, me dijeron que iban a cobrar una plata. Cuando volvimos a pasar por la calle Boulogne Sur Mer me ordenaron que frenara. Me dijeron que esperara porque tenían que cobrar una plata. Pasaron unos segundos o unos minutos, no me acuerdo. Escuché tres balazos y gritos. Entonces, los chicos regresaron, subieron al auto y me asusté. Tenían un arma y me apuntaron. Me obligaron a arrancar y a tomar de contramano para escapar. Después me hicieron frenar, me robaron el celular y huyeron”.Sin embargo, los integrantes del Tribunal Oral N°1 de La Matanza no creyeron la explicación del remisero. La declaración del imputado se daba de bruces con los dichos de los testigos que indicaron, por ejemplo, que los agresores del policías abordaron el Chevrolet Agile negro, en movimiento, como si el chofer estuviera en complicidad con los asaltantes. En la sentencia dictada el 4 de junio de 2021, los jueces Andrea Schiebeler, Alfredo Drocchi y Matías Rouco, condenaron a Dutra a 36 años de cárcel por el homicidio del oficial Miño.Según consta en la resolución judicial, algunos de los testigos que declararon en el juicio identificaron a dos de los tres menores que asesinaron a Miño y que, supuestamente, habrían sido reclutados por el remisero para salir a robar, mientras él los esperaba.Además, el imputado se aprovechaba de que eran menores y, si los detenían, no se exponían a una condena grave.Peligro de libertad cercanaUno de los adolescentes que mató al policía Miño era el hermano menor de Mareco. Si bien su nombre figura en el expediente, su identidad se mantendrá en reserva debido a que es menor de 18 años. Según la ley, al cumplir la mayoría de edad, el hermano menor de Mareco será sometido a la denominada audiencia de responsabilidad, en la que un tribunal del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil bonaerense, determinará si es culpable o inocente.En caso que lo declaren culpable, seguirá detenido en un instituto de menores. Un año después de esa audiencia, será sometido a un juicio de cesura, donde el tribunal fijará una condena, cuya pena no podrá ser mayor a la mitad de la que le habría correspondido por el mismo delito si hubiera sido mayor de edad.Pero, si después de transcurridos 12 meses entre la audiencia de auto de responsabilidad y el juicio de cesura, los integrantes del gabinete interdisciplinario que controló el cumplimiento de la medida de seguridad concluyen que el adolescente acusado tuvo un comportamiento ejemplar, el tribunal tiene la obligación de disponer su libertad, sin imponer una condena.Esto significa que, dentro de tres o cuatro años, si el comité evaluador concluye que el hermano menor de Mareco, acusado de matar al policía Miño, tuvo comportamiento ejemplar, podría volver a la calle.En cambio, su hermano mayor, Daniel, debería pasar un tiempo prolongado en la cárcel. Hace dos semanas, el Tribunal Oral N°1 de La Matanza, integrado por los jueces Alfredo Pedro Drocchi, Eduardo Sbriz, y Raúl Elhart, condenó a prisión perpetua al mayor de los Mareco.El monto de la pena fijada por el tribunal coincidió con la condena solicitada por el fiscal Alfredo Luppino. A partir de las declaraciones de los testigos que se presentaron en el debate, para los jueces quedó acreditado que Mareco, alias “Dani” y un cómplice, de 17 años, mataron a Alan Bravo en la esquina de Pedro Goyena y Las Heras, en Lomas del Mirador.“Ambos acusados interceptaron a Alan Lautaro Bravo y tras intimidar con un arma de fuego al mayor de los imputados de los nombrados, intentaron apoderarse de su rodado marca Peugeot RCZ, patente MIM-457, así como de su celular. Luego, Mareco le disparó un balazo a Bravo. El proyectil pegó en el tórax de la víctima y produjeron lesiones de tal magnitud que culminaron con su vida. Después de matarlo, ambos atacantes huyeron del lugar”, expresaron los magistrados en la sentencia.Pedro Goyena y Las Heras, en Lomas del Mirador, esquina en la que asesinaron al joven Alan Bravo, de 20 años, al intentar robarle su Peugeot RCZ (Google Maps/)El auxilio de las cámarasA partir de la revisión de las cámaras de seguridad, los investigadores pudieron reconstruir el recorrido que hicieron los autores del homicidio de Bravo. Así, llegaron a la zona de Ciudad Oculta, en Mataderos. Con esta pista, un efectivo de la Policía de la Ciudad comenzó a recorrer el barrio, como encubierto.Este policía estableció que el autor del asesinato de Bravo era Mareco, quien había salido poco tiempo antes de la cárcel. Dos semanas después, los efectivos de la Policía de la Ciudad se cruzaron con Mareco cuando llegaba a Ciudad Oculta y lo detuvieron. Antes de llevarlo en el móvil, los policías tuvieron que enfrentarse con algunos vecinos y familiares de Mareco que intentaron rescatarlo y recuperar el arma, la misma con la que había matado a Bravo.En tanto que el cómplice de Mareco, fue apresado dos meses después. Su tío estuvo preso por integrar una banda de piratas del asfalto. El menor asesino admiraba a su tío ladrón. Acostumbraba publicar fotos de su familiar en su perfil de Facebook con un fusil M-16.Debido a que tiene 17 años es menor punible y deberá enfrentar un proceso similar al que fue sometido el hermano de Mareco, detenido por matar al policía Miño. En este caso, si el comité interdisciplinario concluyera que tuvo comportamiento ejemplar durante los próximos dos años, no lo podrán condenar y volverá a la calle.

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