>LA NACION>OpiniónOpiniónBasada en la interpretación y juicio de hechos y datos realizados por el autor.“Ha habido un parate de inversión por toda la cuestión del Amazonia y para el sector internacional y global de la inversión en Brasil, Marina Silva como ministra del Medio Ambiente es la imagen más clara de una política razonable hacia toda la Amazonia y el medio ambiente”, analiza. “Como ministro de Economía, Lula quiere un político y no un economista”, dice y desarrolla: “Es una buena idea porque Brasil es casi un parlamentarismo. La negociación con el Congreso es lo que va a determinar el éxito o la derrota para el gobierno de Lula”. “El próximo año Brasil tiene un desafío fiscal inmenso. Hoy el gasto público es del orden del 40 % del PBI. Va a condicionar todo lo que el presidente Lula pueda hacer en los primeros meses de su gobierno”, diagnostica.“De una manera irresponsable y populista, Bolsonaro hizo algo que en Brasil no se hacía desde hace décadas: usó toda la maquinaria pública y el gasto público para fomentar su campaña”, cuestiona y agrega: “Para el próximo año, hay cerca de un 2% del PBI, en gasto, que no está en el presupuesto”. “En la segunda administración de Lula, hubo una corrupción sin precedentes. En Brasil, Lula también es conocido como alguien que presidió durante un período de grandísima corrupción”, sostiene. “Brasil es un país muy grande geográficamente y las campañas políticas son tremendamente costosas. La política en Brasil es muy cara. La gran mayoría de esos recursos se usaron para movilizar la base política del partido”, explica. “Una deuda pública de 80 % del PBI como la que tiene Brasil es alta para un país emergente pero el mayor problema no es la proporción respecto del PBI porque Brasil tiene un mercado financiero doméstico muy poderoso. El mayor problema es su dinámica, crece y no está claro si es sostenible”, se preocupa. “Si se rompe la tradición del techo de gastos, entonces sí la deuda pública puede volver a estar descontrolada”, alerta. “Por su nivel de reservas, Brasil es acreedor mundial. No hay un problema de deuda externa”, aclara y plantea: “el eje del problema es la deuda doméstica en reales que se puede inflacionar. Resultaría en una crisis macroeconómica. Se tornaría muy difícil la gobernabilidad, especialmente con un Congreso de centroderecha y ciertos elementos de derecha nuevos, populistas”, analiza. “Hoy, el PBI potencial de Brasil es cercano al 1,5% al año. Ha estado muy bajo por muchos años”, reflexiona. “La tasa de inversión es muy baja y la productividad también ha sido baja”, plantea. “La industria manufacturera brasileña es un poco más competitiva que la argentina pero sufre de los mismos problemas: un proteccionismo absurdo y una falta de competitividad en la escala global”, advierte. “Toda la ideología del PT es una ideología muy asociada a esa idea de sustitución de importación y de crecimiento autóctono”, cuestiona. “Las corporaciones civiles, las industriales o militares, todas tienen una penetración muy fuerte y un establecimiento muy fuerte dentro del Estado en Brasil”, describe. “Brasil ha crecido en términos de su exposición global por el agronegocio pero en los otros sectores sigue siendo todavía una economía bastante protegida y aislada del comercio global”, argumenta y agrega: “Muchas de las empresas brasileñas más dinámicas, justamente porque no tienen gran competitividad doméstica, decidieron crecer en el exterior”.“En la segunda administración de Lula, hubo una corrupción sin precedentes. En Brasil, Lula también es conocido como alguien que presidió durante un período de grandísima corrupción”El economista brasileño Paulo Vieira da Cunha estuvo en La Repregunta. Vieira da Cunha fue vicepresidente del Banco Central de Brasil entre 2006 y 2008, durante la presidencia de Lula. Hoy es socio director de Verbank Consulting, una empresa dedicada a la consultoría macroeconómica. Ha estado enfocado en la investigación macroeconómica en América Latina durante décadas. Fue asesor del Banco Mundial en el plan para México. Es profesor en la Universidad de Columbia. Es doctor en Economía por la Universidad de California, Berkeley.¿Qué pasará en la economía de Brasil a partir de la asunción del presidente electo Luiz Inacio Lula da Silva? ¿Cómo impactará en el Mercosur? La burguesía empresarial brasileña versus la Argentina, el proteccionismo como problema. Corporaciones y baja productividad. Lula y la corrupción. Gasto público y crecimiento, ¿los grandes desafíos de Brasil? El peso del agro brasileño.Con un ojo puesto en los mercados internacionales y otro que recoge su experiencia en la macro de Brasil, Vieira da Cunha analizó estos dilemas. Aquí, la entrevista completa.De acuerdo con la información con la que se cuenta en este momento, ¿qué se puede esperar de la economía brasileña en esta tercera presidencia de Lula?-Todavía hay mucha incertidumbre. Los mercados lo están reflejando pero la expectativa es que sea una administración moderada desde el punto de vista económico. Hoy, Lula está muy cerca de mucha gente del antiguo PSDB y de economistas mucho más mainstream. Por eso espero que sea una política económica bastante razonable y sin los extremos que tuvo el gobierno de Dilma (Rousseff). El próximo año Brasil tiene un desafío fiscal inmenso que va a condicionar todo lo que el presidente Lula pueda hacer en los primeros meses de su gobierno.Brasil y el gasto público: ¿por qué es el principal riesgo para la economía brasileña que viene?-¿En qué frentes se dan esos desafíos y qué indicadores los dejan expuestos?-El principal desafío macroeconómico es el lado fiscal. En primer lugar, en los últimos meses del gobierno de Bolsonaro, se ve un descalabro. De una manera irresponsable y populista, Bolsonaro hizo algo que en Brasil no se hacía desde hace décadas: usó toda la maquinaria pública y el gasto público para fomentar su campaña. Planteó una serie de promesas que ya están aprobadas para el próximo y no están calculadas en la propuesta presupuestaria. El gasto principal es el Auxilio Brasil que cuesta unos 84 billones de reales, un 1,8% del PBI. Después, hay una serie de exoneraciones tributarias que Bolsonaro dio para rebajar el costo de la gasolina y del diesel. Son concesiones tributarias que también tienen un impacto presupuestario muy grande y duradero. Para el próximo año, hay cerca de un 2% del PBI en gasto que no está en el presupuesto. Ese gasto tendrá que bajarse y acomodarse dentro del techo de fiscal o rompiendo ese techo, que es la ley constitucional. Para eso habrá que hacer una reforma constitucional de emergencia.La industria manufacturera brasileña es un poco más competitiva que la argentina pero sufre de los mismos problemas: un proteccionismo absurdo y una falta de competitividad en la escala global-¿Esa reforma apuntaría a cambiar la regla fiscal que se fijó en la Constitución en la presidencia de Michel Temer, eso de que no se puede aumentar el gasto público por encima de la inflación, es decir, se adecua en esos términos pero no en términos reales?-Correcto. Hay varias propuestas que se están discutiendo. Una sería adoptar una nueva regla fiscal, lo que sería muy difícil. Creo que lo que se va a hacer es algo de emergencia que permita romper el techo de gastos para el próximo año. Eso también requiere un cambio constitucional pero es menos difícil que una nueva propuesta de regla fiscal.¿Un político al ministerio de Economía de Brasil?-Henrique Meirelles es uno de los nombres que se han venido mencionando como posible ministro de Economía en la nueva presidencia de Lula. Es bien visto por los mercados brasileños e internacionales. Fue presidente del Banco Central de Brasil entre 2003 y 2010. Durante la campaña, en una presentación en Eurasia, un think tank estadounidense, Meirelles sostuvo: “Si se considera el programa del gobierno insinuado por Lula y que prevalece en este momento, tenemos malas noticias. El plan se elaboró con una visión similar al tercer gobierno del PT”. Se refiere a 2015-2016, cuando se produjo una recesión. ¿Cómo ve usted esa consideración?-Meirelles cambió de opinión. Más recientemente ha colaborado con Lula. Y sí, es una de las personas que se mencionan como posible ministro de Hacienda, aunque yo no creo que Lula lo nombre en esa posición. Pero Meirelles ha dicho algo parecido a lo que planteaba antes. Él fue el que implementó la regla del techo fiscal, el techo de gastos. También está proponiendo que se haga una excepción para 2023 para poder acomodar unos 100 billones de reales adicionales, o sea, un gasto adicional equivalente al 1% del PBI por encima del techo de gastos. Meirelles está jugando con Lula, con quien trabajó en esos años que señalabas.-De los distintos economistas que se vienen mencionando, ¿cuál tiene la mayor probabilidad de ser nombrado ministro de Economía?-Lula ha insistido en que, para una posición tan importante como ésa, quiere un político y no un economista. Los nombres más cercanos a Lula serían (Fernando) Hadad, que fue candidato a gobernador de San Pablo y fue derrotado por el candidato de Bolsonaro, por la derecha. O si no, el senador (Alexandre) Padilla, una persona muy experimentada y muy próxima a Lula. Algo excepcional por lo positiva sería que la influencia del vicepresidente (Geraldo) Alckmin fuera más fuerte y se pudiera tener un nombre como Persio Arida (NdelE: expresidente del Banco Central durante la presidencia de Fernando Henrique Cardoso) pero le veo poca probabilidad.-¿Por qué sería tan excepcional y positivo ese tipo de figura?-Porque Arida al igual que otras figuras que se mencionan, como Arminio Fraga, han tenido mucha experiencia en la política pública. Tienen un profundo conocimiento de la situación fiscal en Brasil, que es el gran debate. Se va a tener que hacer una reforma tributaria: eso ya está planteado. Por todas esas razones, si uno tuviera una figura con tanto respeto y tanto conocimiento sería muy positivo. Por otro lado, no hay duda de que Lula es una persona tremendamente experimentada y un gran político, a pesar de que tengo muchas reservas. Poner un político importante al frente de la economía es una buena idea porque Brasil es casi un parlamentarismo. La figura del Congreso es extremadamente importante. La negociación con el Congreso es lo que va a determinar el éxito o la derrota para el gobierno de Lula.Lula vs. CFK y la diferencia entre la corrupción política en la Argentina y en Brasil-Me interesa profundizar en esa observación que usted introdujo muy sutilmente acerca de sus reparos en relación a la figura de Lula. Usted fue vicepresidente del Banco Central de Brasil en años de la presidencia de Lula y, al mismo tiempo, es un hombre que ve el Brasil desde afuera, desde los mercados. ¿Por qué le despierta reparos la figura de Lula?-La cuestión judicial sobre Lula fue modificada por un tecnicismo. Nunca hubo un juicio de mérito sobre si Lula hizo algo indebido o no. La realidad es que en su segunda administración hubo una corrupción sin precedentes en Brasil. No creo que sea posible que el presidente en ese momento, es decir,, Lula, no supiera lo que estaba pasando. Creo que Lula no solo lo sabía sino que lo aprobaba. Lula lleva esa marca profunda que le hizo muy difícil la campaña. En Brasil también es conocido como alguien que presidió durante un período de grandísima corrupción.-En ese punto, comparando con la experiencia que los argentinos tenemos de la corrupción política, la dimensión de las acusaciones que la justicia está intentando probar contra la actual vicepresidenta Cristina Kirchner, dueña de una fortuna de grandes dimensiones y de propiedades en un número muy llamativo, no parece darse en el caso de Brasil, al menos en relación a la figura de Lula. ¿Se trata de otro tipo de corrupción, menos personal y más del sistema político alentado por el PT?-Correcto. Brasil es un país muy grande geográficamente y las campañas políticas son tremendamente costosas. El gran mentor político del PT es José Dirceu (NdelE: cofundador del PT y jefe de Gabinete en la primera presidencia de Lula. Investigado por la justicia en los casos Mensalao y Lavajato. Fue condenado a 32 años y 1 mes de prisión y liberado por el Supremo Tribunal Federal cuando prohibió los arrestos en segunda instancia). Fue el responsable de todo el escándalo del Mensalao (NdelE: “Escándalo de las mensualidades”, red de sobornos a legisladores a cambio de apoyo político), el primer gran escándalo de corrupción. El proyecto de Dirceu era permanecer en el poder por 50 años democráticamente, a través de elecciones. Para eso, necesitaba movilizar grandes recursos para tener candidatos en todas las ciudades importantes de Brasil, en todos los estados, en todas las regiones, como llegó a tener el PT. La política en Brasil es muy cara. La gran mayoría de esos recursos se usaron para movilizar la base política del partido.Como ministro de Economía, Lula quiere un político y no un economista. Es una buena idea porque Brasil es casi un parlamentarismo. La negociación con el Congreso es lo que va a determinar el éxito o la derrota para el gobierno de LulaBrasil y el problema de la deuda pública doméstica: ¿un espejo de Argentina?-Brasil es la principal economía de la región y la décima economía del mundo según el FMI. Usted señalaba el problema del gasto público: en 1991 era del 14% respecto del PBI. ¿A cuánto llega hoy, o en 2021, el gasto público de Brasil respecto del PBI?-Si uno incluye, como debería ser, el gasto de los estados y municipios y de las empresas públicas, el gasto público es del orden del 40 % del PBI.-¿Cuánto representa la deuda pública total de Brasil respecto del PBI?- La deuda pública que hay que tener en cuenta es la deuda pública federal, del gobierno central, que está en torno al 80%, 84% del PBI. Este año va a cerrar en un 80% respecto del PBI, por la inflación que ha beneficiado mucho las cuentas públicas. Pero el problema es la trayectoria de la deuda. Una deuda pública de 80 % del PBI es alta para un país emergente pero el mayor problema no es la proporción respecto del PBI porque Brasil tiene un mercado financiero doméstico muy poderoso. El mayor problema es su dinámica, el hecho de que la deuda pública ha estado creciendo y no está claro si ese crecimiento se ha dado de una forma sostenible o no. Si se rompe la tradición del techo de gastos y si no se hace algo el año que viene por el lado fiscal, entonces sí la deuda pública puede volver a estar descontrolada.-En 2011, la deuda pública era del 61% respecto del PBI y ahora está en más del 80%. ¿Por qué se duda de la sustentabilidad de esa deuda si Brasil tiene más de 300.000 millones de dólares de reservas en su Banco Central? Parece una economía sólida y con reservas capaces de refrendar el tipo de cambio.-Es importante hacer un par de aclaraciones un poco más técnicas. En primer lugar, Brasil no tiene una deuda externa pública grande: es muy chica. Por su nivel de reservas, Brasil es acreedor mundial. No hay un problema de deuda externa. Por otro lado, es un mito creer que tener un gran volumen de reservas es un marco propicio contra la deuda pública. Es un marco propicio contra fluctuaciones abruptas de la tasa de cambio pero no de la deuda: si hay un ataque especulativo, todo se vuelve crítico de cualquier forma. En segundo lugar, el eje del problema es la deuda doméstica en reales. En ese caso, como es una deuda doméstica, esa deuda se puede inflacionar. Eso resultaría en una crisis macroeconómica y el mercado financiero brasileño, como el de la Argentina, ha pasado por muchísimas crisis y está muy atento a ese tipo de especulación. Si se empezara a tener ese tipo de inestabilidad macroeconómica, se tornaría muy difícil la gobernabilidad, especialmente con un Congreso de centro derecha y ciertos elementos de derecha nuevos, populistas. Todo eso crearía una crisis institucional muy grande.Ha habido un parate de inversión por toda la cuestión del Amazonia y para el sector internacional y global de la inversión en Brasil, Marina Silva como ministra del Medio Ambiente es la imagen más clara de una política razonable hacia toda la Amazonia y el medio ambienteBrasil y el problema del crecimiento. ¿Cuánto aporta el sector del agro?-Se habla mucho del crecimiento y la necesidad del crecimiento de Brasil. El sector de agronegocios brasileño plantea que ha crecido de manera exponencial en los últimos 10 años: pasó de producir 150 millones de toneladas de granos a producir 300 millones en el presente, un crecimiento del 100%. Es decir, que no toda la economía de Brasil tendría problemas de crecimiento. ¿Cuál es el Brasil que no crece y por qué preocupa? ¿Por qué no alcanza con que el sector del agro, que representa el 27% del PBI, haya crecido tanto?-Es el gran tema: por qué Brasil no crece. Esa pregunta se aplica a varias economías pero a Brasil principalmente. Hoy, el PBI potencial de Brasil es cercano al 1,5% al año. Podría ser un poquito mayor si se dejan fuera ciertas consideraciones coyunturales, pero sin dudas está debajo del 2%. Ha estado muy bajo por muchos años. Hay dos explicaciones que son relativamente fáciles pero no responden a todo. Una es que la tasa de inversión es muy baja comparada con los países asiáticos, excluyendo China, que es un absurdo. La segunda explicación es que la productividad también ha sido baja. Pero es difícil de decir por qué Brasil crece tan poco. El crecimiento del agro ha sido fenomenal pero la realidad es que el agro, como proporción del PBI, es relativamente pequeño y también como proporción del empleo.-¿El sector del agro no corresponde al 27% del PBI y en términos de empleo, no representa el 20%?-En esas cifras, debe estar considerado el agro tradicional junto con el agro moderno.-Claro, el sector de agronegocios.-Pero una gran parte del régimen de producción agrícola en Brasil no es tan espectacular en su productividad. La parte fenomenal de Brasil, por ser un “late arrival”, es la que está increíblemente tecnificada. En la gran producción de soja y otros granos, la relación capital trabajo es muy alta: están altamente mecanizados, con mucho uso intensivo de la tierra y de todos los productos químicos, entonces no es un gran generador de empleo. Sí es un gran generador de exportaciones. Como cualquier economía más madura, la gran parte del empleo en Brasil está en servicios, que tiene baja productividad. La otra parte es la industria manufacturera, un poco más competitiva que la argentina, pero sufre de los mismos problemas: un proteccionismo absurdo y una falta de competitividad en la escala global. La manufactura en Brasil ha tenido problemas muy serios, más allá de los problemas estructurales, como el hecho de que las economías se concentran cada vez más en servicios y en agricultura y menos en manufactura.Empresariado brasileño: ¿entre presiones corporativas y proteccionismo improductivo?-El presidente electo Lula, en su discurso de consagración el domingo, sostuvo que iba a apostar a una economía no solo de commodities sino de mayor valor agregado. En la Argentina, se insiste con tablas de salvación hacia el futuro pasan por los commodities, Vaca Muerta y más recientemente, el litio. Usted que ve a Brasil como mercado emergente y territorio de oportunidades de inversión y de rentabilidad, ¿cuáles son los sectores que atraen a los mercados del exterior?-En primer lugar, un reparo a lo que Lula dijo, que me genera cierta aprensión. Lula tiene su origen en el movimiento obrero. Es muy cercano al sector de manufactura. Toda la ideología del PT es una ideología muy asociada a esa idea de sustitución de importación y de crecimiento autóctono, de contar con una plataforma manufacturera muy sólida. Eso tiene su lógica hasta cierto punto porque Brasil es un país grande, con una matriz de insumo producto relativamente completa. Pero también representa un gran peligro: el peligro de volver a usar el Banco Nacional de Desarrollo Económico como una plataforma para los “campeones nacionales” y otras cosas horribles del gobierno de Dilma, que fue realmente un retroceso.-Desde la Argentina, se suele subrayar la potencia productiva y constructiva de la alta burguesía nacional brasileña como sector que participa de una manera muy positiva en la economía y aporta al crecimiento de Brasil. ¿Usted relativiza ese peso?-Sí. En Brasil, la burguesía y toda la oligarquía brasileña tiene una penetración política muy bien establecida. En realidad, así funcionan todas las corporaciones en Brasil por esa herencia fascista de (Getulio) Vargas, de la organización tripartita. Las corporaciones, sean las corporaciones civiles, las industriales o militares, todas tienen una penetración muy fuerte y un establecimiento muy fuerte dentro del Estado. Pero en realidad hay una parte, esa parte asociada a la Federación de Industrias del Estado de San Pablo, la FIESP, que tiene una influencia desproporcionada: sus miembros, la gran mayoría, ya no son grandes productores manufactureros pero tienen enorme influencia política. En gran parte, son muy cercanos al PT. De ahí mi advertencia: Brasil tiene en ciertas áreas nuevas capacidad manufacturera y competitiva pero en Brasil se necesita hacer tres cosas. Primero, la reforma tributaria. Espero que Lula la lleve adelante porque es ya inevitable. Hace 30 años que la estamos discutiendo.-¿En qué sentido se haría esa reforma?-Brasil tiene demasiados tributos, unos 20 tributos a niveles federal, estadual y municipal. La reforma debería simplificar ese sistema e introducir un IVA. En el corto plazo, la reforma puede ser neutra desde el punto de vista tributario pero a lo largo de los años, va a traer más tributación. Además aumenta mucho la productividad. Y la reforma tributaria permite que se abra más la economía. Brasil ha crecido en términos de su exposición global por el agro negocio pero en los otros sectores sigue siendo todavía una economía bastante protegida o sin contacto con el comercio internacional.-Hablaba hace poco con un hombre de Wall Street con inversiones en Brasil y planteaba que el empresariado brasileño juega muy globalmente, a diferencia del empresariado argentino. ¿Usted minimiza esa exposición global del empresariado brasileño?-No. Las dos cosas son posibles. Hoy, Brasil tiene muchas inversiones externas. Es un player en inversiones extranjeras directas en todos los grandes países. Y muchas de las empresas brasileñas más dinámicas, justamente porque no tienen gran competitividad doméstica, decidieron crecer en el exterior y abandonar o minimizar su presencia en el mercado doméstico. AmBev es el mayor productor de cervezas del mundo, por ejemplo.El futuro con Lula: ¿riesgos para el Mercosur, oportunidades medioambientales para Brasil?-Estaba explicando que Brasil necesita hacer tres cosas. Por un lado, la reforma tributaria. ¿Cuáles son las otras dos?-Lo segundo es continuar con la apertura comercial. Para eso, la reforma tributaria es importantísima. Y el tercer punto es la reforma del Estado, de la administración pública y de las relaciones federalistas fiscales. Es necesario dar mayor capacidad al gasto público. En Brasil, el 90 o 95% del gasto público está predeterminado por fuentes de ingreso, por reglas presupuestarias, lo que lo hace muy ineficiente.-¿Qué oportunidades de rentabilidad y de inversión representa Brasil en este contexto? En ese sentido, ¿qué implica la idea de ponerle mayor foco al Mercosur y a la relación del Mercosur con la Unión Europea? ¿Esa posibilidad interesa a los inversores globales respecto de Brasil?-Yo creo que sí pero la verdad es que yo veo al Mercosur como una gran conquista desde el punto de vista de la estabilidad política más que como oportunidad económica. Hubo épocas en que los ejércitos de Brasil y de la Argentina estaban en la frontera. Eso es ridículo. Por eso, la gran conquista del Mercosur es política; el resto ha sido negativo. Es un sistema proteccionista que no hace sentido. Hay que ponerle fin o cambiarlo de forma radical. En términos de lo que despunta en Brasil, hay un gran margen de inversiones. Brasil necesita muchos gastos de infraestructura que pueden ser financiados a muy largo plazo y los fondos de pensiones, como los de Finlandia o de Australia, necesitan inversiones de muy largo plazo que sean estables. Si se puede fijar un marco regulatorio creíble, que ya existe en gran parte, si se puede dar una una perspectiva macro estable, se pueden traer muchas inversiones internacionales en esas grandes obras de infraestructuras. Se necesitan inversiones privadas o con mecanismos públicos privados. Otra área que continúa fuerte es el agro, con mejores condiciones ambientales. Y la tercera es el área de energía que en Brasil todavía sigue siendo muy importante.-¿El cambio de signo político en la presidencia no inquieta tanto los mercados como inquieta con la Argentina?-No. Los inversores de cortísimo plazo y renta fija sí se preocupan pero, curiosamente, para los otros, para los inversores que hace inversiones de largo plazo, en infraestructura, por ejemplo, es un cambio muy positivo porque ha habido un parate de inversión por toda la cuestión del Amazonia. Para el sector internacional y global de la inversión en Brasil, Marina Silva (NdelE: ministra de Medio Ambiente entre 2003 y 2008) como ministra del Medio Ambiente tendría un efecto muy positivo e interesante.-¿Por qué la figura de Silva en particular?-O cualquier otra figura como ella. Pero ella es la imagen más clara de una política razonable hacia toda la Amazonia y el medio ambiente.Luciana VázquezPARA LA NACIONTemasLa RepreguntaEl BerlinésConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectÚltimas notas de VideosPilar Sordo: “El mundo va hacia el placer, a conectarse con el disfrute”Ricardo Markous: “El desarrollo de la energía puede contribuir al desarrollo de la macroeconomía”Patricia Bullrich en IDEA: “Cuando el narcotráfico impone su ley, perdés la soberanía de tu país”César Litvin: “Hay un círculo vicioso de altos impuestos que generan mucha asfixia”José Ignacio de Mendiguren: “No hay político ni economista que hoy pueda mostrar un éxito contra la inflación” Claudio Belocopitt: “Hay que tomar medidas más drásticas y más profundas, pero no es el momento”Diana Mondino: “El Gobierno tiene muchos mecanismos para impedir una hiperinflación”Manuel Mantilla, presidente de Mercedes-Benz: “El número final de inflación termina siendo una profecía autocumplida”Guillermo Montenegro: “Para trabajar contra el narcotráfico tiene que haber una decisión de política nacional”