El jueves pasado, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, lanzó 14 mensajes en Twitter. En uno le advirtió a la guerrilla del ELN —con la que está en marcha un proceso de paz— del riesgo de seguir los pasos del narcotraficante Pablo Escobar. En otro, que acaba con la cómica frase “mi papá no tiene novia”, desmintió a un medio de comunicación. En dos, mencionó a sus hijos. En otro, recogió su visita a Nariño, un departamento del sur del país incomunicado por un derrumbamiento de tierra sobre la vía Panamericana. En otro, abogó por las listas electorales abiertas. En otro, retuiteó al medio árabe Al Mayadeen Español que informó de una red de espionaje contra él mismo. No se intuye detrás de los mensajes la mano de ningún asesor, ahí están sus anhelos y sus fantasmas. Ahí está el Petro tuitero.Seguir leyendo