CompartirEscucharMercedes Roxana Figueroa, de 52 años, no sobrevivió a las quemaduras que abrasaron el 90% de su cuerpo la madrugada del domingo, cuando la envolvieron las llamadas provocadas por su vecino, el plomero Justo Fernando Barrientos, tras una discusión de mala vecindad en un hotel familiar venido abajo del barrio porteño de Barracas. El lunes ya había fallecido su compañera de cuarto y de vida, Pamela Fabiana Cobas. Andrea Amarante, que está embarazada y hace casi 20 años sobrevivió a otro incendio terrible, el de Cromañón, se acomodaba desde hace dos meses con ellas en la habitación 14, en el primer piso del edificio de Olavarría 1621, casi Montes de Oca, en Barracas, está internada, intubada, en el hospital Penna; el próximo miércoles cumplirá 43 años. Y otra sobreviviente, Sofía Castro Riglos, que presenta quemaduras de segundo grado y requerirá al menos 15 días más de internación –por lo que el 26 de este mes cumplirá sus 50 años en una cama de hospital–, pudo declarar como testigo y afirmó que lo que ocurrió fue un ataque lesboodiante. Ese móvil forma parte de la paleta de hipótesis con las que el juez Edmundo Rabbione intentará encontrarle una explicación al hecho. No es una teoría excluyente: aunque distintas organizaciones sociales relacionadas con el colectivo feminista y LGBT insisten con enmarcar el ataque como un crimen de odio por la orientación sexual de las víctimas, algunos vecinos de la pensión refieren que no había indicios previos ni comentarios que avalen esa circunstancia y que la cosa habría estallado por un motivo más prosaico: Barrientos las habría increpado porque hacían demasiado ruido cada noche, y en el fragor de la discusión que pasó a los gritos les habría arrojado una botella con aguarrás o disolvente. En la escena, según fuentes policiales, había un tacho de pintura, un frasco de disolvente y trapos impregnados en el líquido altamente inflamable.Los vecinos armaron un altar en la puerta del edificio donde vivían las lesbianas atacadas en Barracas.Dejaron como recuerdo el colchón donde ambas dormían. pic.twitter.com/fblFrlpNZK— Matias // trans jesse pinkman⚧️ (@m4tuzalen) May 9, 2024
En tanto, fuentes de la pesquisa dijeron a LA NACION que Barrientos, de 67 años, ya está alojado en la Comisaría Vecinal 4D, después de haber sido atendido en el hospital Argerich, ya que luego de desatar la tragedia con su ataque de furia habría intentado quitarse la vida con un corte de sierra en el cuello. “Está muy desmejorado, hasta hay que ayudarlo a asearse, porque prácticamente no tiene fuerzas, y cuidarle la sutura del cuello. Él les dijo a los policías que lo custodian que tuvo una discusión, pero no refiere nada parecido a un odio hacia las víctimas porque fueran lesbianas”. La puerta del conventillo afectado en La BocaBarrientos vivía hacía seis años en la habitación 12 del hotel situado en Olavarría entre la avenida Montes de Oca e Isabel la Católica. Figueroa y Cobas, que eran pareja, estaban en la pensión hace dos años y ocupaban un cuarto situado enfrente del de su agresor. En un establecimiento signado por el impacto de la pobreza, con alto nivel de morosidad, el plomero y las mujeres llevaban su alquiler al día. En el lugar compartían un baño y la cocina.La Policía de la Ciudad ya remitió el sumario del caso al juzgado en lo Criminal y Correccional N°14, que aún debe poner fecha para indagar a Barrientos, que, provisionalmente, está imputado por estrago doloso y doble homicidio agravado, una situación que podría agravarse si Andrea Amarante no logra salir de terapia intensiva, donde se encuentra con el 50% de su cuerpo quemado, en estado crítico. LA NACIONTemasHomicidioBarracasLGBTIQ+#NiUnaMenosConforme a los criterios deConocé The Trust Project