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Preolímpico 1992: la selección que no podía perder y pasó del fracaso a un escándalo que alcanzó a la hija del presidente

CompartirEscucharNo fue sólo la derrota deportiva, fue el escándalo posterior. La selección Sub 23 de 1992 estaba colmada de estrellas y destinada al éxito. Se esperaba que hiciera historia en los Juegos de Barcelona. Que fuera el plantel que pagara con oro la cuenta pendiente más antigua de la AFA: el título olímpico. Fue todo lo contrario.Para entender la dimensión de la frustración hay que poner en contexto varias cosas. El equipo debutó en un amistoso en la cancha de Vélez con un triunfo por 2 a 1 sobre Brasil, con un inolvidable gol de José Turu Flores, a pura gambeta. Ese día, el 4 de diciembre de 1991, Alfio Basile cumplía un año al frente de la selección. Estaba invicta. Venía de ser campeón y subcampeón mundial (86 y 90) y campeón de América en Chile 91, donde había jugado un fútbol espléndido.Un Coco Basile auténtico en una práctica de la selección Sub 23 en 1992, junto a Rubén Panadero DíazLos nombres de los jóvenes que integraban el plantel sorprendían. Varios habían sido campeones en Chile del título continental. La mayoría de ellos no sólo tenía un largo recorrido en primera división, sino que eran primeras figuras. Los cinco grandes tenían representantes de peso en la formación, lo que llevó a que todos tuvieran una razón de simpatía e identificación inmediata.Tenía un arquero confiable: Carlos Roa (Racing). Defensores de jerarquía: Fernando Gamboa, Mauricio Pochettino y Eduardo Berizzo (la defensa completa del Newell’s campeón). Las variantes del mediocampo eran interminables y abundantes en talento y dinámica: Diego Cagna y Leonel Gancedo (Argentinos), Leonardo Astrada y Juan José Borrelli (River), Roberto Toto García (San Lorenzo). El capitán, Diego Latorre (Boca). Y Julio Grondona, a través de João Havelange y la FIFA, presionó a Pisa, de Italia, para que cediera a Diego Pablo Simeone, una figura arrolladora de esos días.Hasta las prácticas en Ezeiza atraían la atención con las figuras del equipo; en la misma imagen, Gamboa, Pochettino, Flores, Beto Carranza, Gancedo y LatorreAdelante, Gabriel Amato (había pasado de Gimnasia a Boca por esos días), Antonio Mohamed (también comprado por Boca a Huracán), la velocidad de Luis Alberto Carranza (revelación en Racing), Rubén Darío Yaya Rossi (San Lorenzo), el Turu Flores (Vélez) y Walter Silvani (el centrodelantero de River que más tarde fue estigmatizado como un hombre sin talento, pero que tenía una potencia prometedora).El segundo amistoso fue un contundente 3-0 sobre México, con goles de Latorre, Silvani y Berizzo. El 13 de enero de 1992 con el estadio de Mar del Plata lleno.La formación argentina Sub 23 en el amistoso contra México en Mar del Plata en enero de 1992; arriba, Berizzo, Roa, Astrada, Gamboa, Pochettino y Boggio; abajo, Cagna, Flores, Silvani, García y LatorreLa revista El Gráfico llevó ese triunfo a su tapa con un original título: La Banda del gol y el toque, en referencia al exitoso programa televisivo de esos días, “La Banda del Golden Rocket”. En tiempos en los que no había redes sociales, se palpaba la pasión que el equipo despertaba en la gente.Las tapas de El Gráfico de una selección que soñaba con ganar el oro en Barcelona 92, pero ni siquiera llegó a los Juegos OlímpicosCésar Menotti, DT de México por entonces, y siempre referencia, no se guardó elogios: “Estamos ante lo más grande y selecto del fútbol argentino. Hay muchos buenos jugadores y combina juventud y mucha experiencia. Es un equipo sorprendente. Creo que se reúne tanto talento como en aquel Sub 19 del 79, cuando estaban Maradona, Ramón Díaz, Barbas… Como argentino estoy muy feliz de que podamos tener este equipo”.En la preparación siguieron un empate ante Paraguay (1-1, gol de Pochettino) y, para disparar completamente la esperanza, otro triunfo ante Brasil, pero esta vez de visitante, en Terezinha (1-0 con otro gol del Turu Flores).Latorre, Gamboa, Gancedo, Scotto y Boggio, en una práctica de la selección sub 23 en Ezeiza, en enero de 1992Antes de llegar al torneo, que se jugó en Asunción, empezaron a aparecer ciertas incomodidades y algunas referencias a los posibles ruidos en el plantel, por el nivel de exposición mediática de algunos futbolistas. Todos fueron desmentidos, claro.Diego Latorre, el capitán, estaba de novio con Zulema Menem, la hija del presidente. Fue tapa de revistas por esa relación, se especuló con que estaban comprometidos. El jugador tuvo que desmentirlo. “¿Quién habló de casamiento? Nos conocimos el 4 de noviembre en su casa en la calle Posadas, cuando ella estaba convaleciente por un percance. Nos presentó su hermano, que es amigo mío. A partir de allí mantenemos una buena relación de pareja. Pero en junio, cuando me vaya a Italia, viajaré solo. Ella está estudiando arquitectura y le complicaría la carrera irse. Somos novios, nos llevamos muy bien, pero nos conocemos hace solo dos meses”, dijo el jugador en LA NACION.Diego Latorre conversa con el periodista Carlos Poggi, de LA NACION; tuvo que desmentir los rumores de su casamiento con Zulemita Menem, en 1992La llegada de Simeone no se dio sino hasta 24 horas del comienzo del torneo. Después de la dura disputa con el club italiano, Basile lo puso de titular.El debut ya dio las primeras señales de que no todo sería un show de disfrute y fútbol alegre. Le costó mucho a la Argentina vencer a Bolivia por 1 a 0, con un gol de Simeone. Tampoco se jugó bien en el segundo encuentro, ante Ecuador (1-0 con un gol de Berizzo de penal, a cuatro minutos del final).En el siguiente partido, también quedó en claro que si el equipo no estaba bien, la suerte tampoco lo iba a acompañar. Pese a la notable mejoría y estar ganando 1 a 0 con un gol de Flores, Chile le empató en una de las últimas jugadas.Diego Cagna en el partido amistoso con Brasil en diciembre de 1991; fue el debut de un equipo que desde el primer día generó esperanzasLa definición era mano a mano con Uruguay y con ventaja. El empate clasificaba a los argentinos. Encima, arrancó 1-0 con gol de Latorre. Pero el equipo celeste lo dio vuelta con goles de Marcelo Saralegui y Dorta. Eliminados sin llegar siquiera a la rueda final (es la única vez que pasó en la historia).No sólo los diarios hablaron de “fracaso”. Los jugadores lo refrendaron. Y las internas quedaron expuestas muy rápido. Gamboa, uno de los referentes, apenas salió del vestuario y con rastro del llanto en los ojos irritados, se descargó: “Aunque suene a verso, cada vez que me pongo la camiseta argentina doy la vida. Y aquí hubo varios que no hicieron lo mismo. El grupo no entendió lo que Basile predicó”. Por allí pasaba el Panadero Rubén Díaz, histórico ayudante de Basile, que detectó problemas en esa frase y lo arrastró lejos de los periodistas. “Mañana habla en el hotel”, indicó.Diego Latorre, desde el primer día, fue elegido como el capitán por Alfio Basile, pero muchos de sus compañeros terminaron enojados con élEn el Hotel Cecilia, la concentración argentina en Paraguay, los jugadores se reunieron en la habitación 405 de Gamboa y Pochettino. Varios hicieron autocrítica y algunos cuestionaron a Latorre, que dijo que él no se había borrado. Fue larga la madrugada del martes 11 de febrero. Pero llegaron a un acuerdo y dijeron que los referentes serían los encargados de hablar ante la prensa: Gamboa, Latorre y Simeone. El mensaje que debía bajarse era: “Basile les había dado todas las libertades y la confianza. La culpa era de los jugadores. El grupo le falló”.Cerca del mediodía, los tres bajaron de sus habitaciones para hablar. Mientras por un lado Gamboa empezaba a bajar un mensaje conciliador tal lo acordado, en otro sector del lobby, Latorre dejaba conclusiones distintas. “En lo personal creo que anduve bien, pero el equipo en sí no rindió”, dijo.Por las diferencia con Latorre en las declaraciones, Gamboa fue uno de los más buscados por los periodistas en el triste regreso en Ezeiza; la selección Sub 23 quedó eliminada de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 tras perder con UruguayLa frase llegó minutos después a oídos de Gamboa y no se pudo contener. “Sería muy injusto que alguien se vaya satisfecho por su actuación personal. Es un tema que se habló, por encima de todo está el grupo. Nadie debía excluirse de esta frustración. Sinceramente me duele que alguien pretenda salvarse solo. Demuestra que no tiene valentía. Quiero esperar a leer los diarios, pero si alguna persona piensa así, yo, Fernando Gamboa, le digo que está equivocado”.Simeone, en Ezeiza, y antes de subirse a un avión para volver a Italia, también había procesado los mensajes en el vuelo. No ocultó el malestar: “Los 20 jugadores somos responsables. Nadie puede excluirse y el que lo haga está contraviniendo un código de hombría”.Diego Simeone en el regreso a la Argentina el miércoles 12 de febrero de 1992, fue uno de los más duros por las declaraciones de LatorreLos rumores acerca de una pelea fueron desmentido por el defensor de Newell’s. “Se dijeron muchas cosas y quiero aclarar que el grupo está unido. Después del partido nos reunimos en mi habitación y cada uno dijo lo suyo. Me enojó mucho la versión de mi distanciamiento con Latorre. Soy muy amigo de él. Incluso pasamos diez días de vacaciones juntos. Tenemos estilos diferentes, pero yo no soy quien para acusarlo de nada”.El Coco Basile también trató de calmar los ánimos. “Se jugó mal, pero no hubo problemas –sugirió-. Se perdió un solo partido y eso bastó para que se tejiesen historias. Todo lo que se habló en la intimidad no se hará público. Al menos no de mi parte”.Cuando el plantel llegó a Ezeiza, todos los jugadores se detuvieron a hablar con la prensa, menos Latorre, que se fue con Zulemita Menem por otra puerta. Entonces, otra vez, recrudecieron los rumores y las versiones. Algunos de sus compañeros, en off, recriminaron la actitud de “escaparse tras la derrota”. El futbolista de Boca se vio obligado a aclarar su situación.Diego Latorre fue la cara del seleccionado Sub 23 en el Preolímpico de 1992“No me borré en ningún momento, acá estoy para poner la cara –se defendió-. Extravié un bolso que contenía cosas valiosas y me agarró una terrible desesperación por recuperarlo. Me informaron que el bolso estaba en el aeroparque metropolitano y Aerolíneas Argentinas puso un vehículo a mi disposición para que, junto con mi novia, fuera a buscarlo. Nunca imaginé que me iban a matar así por no pasar por el hall. Es falso que el grupo tenga problemas conmigo. No había problemas internos”.-¿Por qué lo señalaron entonces?-Por mi fama. Pero nunca hice valer mis pergaminos. No funcionamos como equipo. Es mentira que se haya hablado mal de mí en el equipo.Grondona, mientras tanto, aplicaba su versión del “todo pasa” con mirada. “Los grandes jugadores necesitan algo más que talento: alma. Suele pasarnos a los argentinos que creemos que con nuestra capacidad sola alcanza y no es así. Todos necesitan un tiempo para reflexionar”, pidió.Fernando Gamboa y Diego Latorre, que arrancaron el ciclo Basile en 1991 como titulares, nunca más fueron citados para la selección nacional. Futbolísticamente ya habían perdido el puesto en la cancha, puede decirse. Pero el desastre de Asunción también los dejó marcados.La noticia en LA NACIONLa eliminación del seleccionado en el Preolímpico Sub 23 de 1992, en las páginas de LA NACIONLA NACIONEncontrá resultados de fútbol en vivo, los próximos partidos, las tablas de posiciones, y todas las estadísticas de los principales torneos del mundo.Ir a CanchallenaTemasDiego LatorreFernando GamboaSelección argentinaConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Diego Latorre“Se dio casualmente”. Yanina Latorre confesó que le fue infiel a Diego Latorre y dio algunas pistas sobre el hombre que la conquistó por una noche”Me enamoré furiosamente de ella y ella no”. 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