La reina Sofía recuerda la primera vez que tuvo que fingir y sonreír cuando no quería. Tenía seis años y se encontraba en el exilio, en Egipto, mientras las Fuerzas del Eje ocupaban Grecia. “Precisamente en El Cairo tuvieron que sacarme una muela. Me anestesiaron con éter, pero me dolía la boca a rabiar y tenía inflamada la mejilla con un flemón. Sin embargo, tuve que ir con mi familia al hipódromo, a las carreras, y estarme allí quietecita y sin lloriqueos. Entonces aprendí lo que luego les enseñé a mis hijos: ¡aguantoformo!”, reveló doña Sofía a Pilar Urbano en La reina, su biografía autorizada, publicada a mediados de la década de 1990. Hoy, a sus casi 86 años —los cumple este 2 de noviembre—, la reina emérita sigue utilizando la misma receta para paliar sus penas y dolores: ¡aguantoformo!Seguir leyendo