Para que Mikel López Iturriaga (Bilbao, 57 años) recomiende un sitio para comer debe pasar algo tan concreto como único. “Tiene que ser un local del que salgas con la fe en la humanidad restaurada”, cuenta el director del canal gastronómico El Comidista una mañana de inicios de octubre, sentado frente a un trinxat con panceta en la terraza de Can Vilaró. No es casualidad que ese restaurante fundado en 1957, conocido por sus esmorzars de forquilla, sea la primera parada de nuestra cita, una ruta por tres de sus locales favoritos en Barcelona. Estamos frente al mercado de Sant Antoni, en el espacio regentado por la familia Vilaró, un matrimonio (Sisco y Dolors) y sus tres hijas. En el epicentro de la turistificación, en una zona tensionada con los alquileres por las nubes, Can Vilaró, con su carta de cap i pota, esqueixada de bacalao o albóndigas con setas, simboliza todo aquello que le convence a López Iturriaga: “Es un ejemplo de resistencia en un entorno hostil. En una zona hipergentrificada como la del barrio de Sant Antoni, cada vez más llena de sitios para guiris o restaurantes caros de comida internacional sin alma, ellos siguen sirviendo cocina catalana casera de buenísima calidad a precios populares”, aclara.Seguir leyendo