Por años, el sistema tarifario eléctrico peruano ha privilegiado la simplicidad y estabilidad, mediante esquemas planos en que la tarifa es la misma a cualquier hora del día. Sin embargo, esta lógica comienza a mostrar sus límites en un contexto de transición energética, creciente penetración de renovables y necesidad de eficiencia. La aprobación de la Ley N° 32249 y su reglamento en discusión representan una oportunidad histórica para que Perú dé un salto cualitativo hacia una estructura de precios eléctricos moderna, eficiente y alineada con las mejores prácticas internacionales.El cambio más prometedor radica en la posibilidad de licitar contratos de suministro diferenciados por bloques horarios. Esto permitiría capturar las diferencias de costos entre la generación solar abundante en el día y las tecnologías más costosas en la noche, trasladando esa señal a los usuarios mediante tarifas que incentiven el consumo en las horas más eficientes. El beneficio no es trivial: implica reducir la presión sobre la infraestructura, disminuir costos y favorecer la integración de fuentes limpias, reduciendo vertimientos de energía renovable.Una de las características del usuario regulado —hogares, pequeñas empresas y comercios— es que su perfil de consumo varía según el horario. Asimismo, hay ciertos consumos que pueden desplazarse hacia horas en que la tarifa sea más baja. Por ello, darles la libertad de optar por tarifas diferenciadas, en las que a la hora solar no se pague el costo de tecnologías más caras, podría significar una oportunidad de ahorro para la sociedad.Este nuevo enfoque tarifario crea espacio para que los consumidores peruanos participen activamente en la transición energética. Un hogar con tecnologías accesibles —como enchufes programables— podría reducir su cuenta eléctrica adaptando hábitos a momentos de menor precio. En paralelo, se abre un mercado emergente para soluciones locales como plataformas de gestión de consumo y agregadores de demanda.Por supuesto, este proceso no está exento de desafíos. Se requiere una hoja de ruta clara que combine licitaciones modernas bajo esquemas de asignación por bloques horarios (día, tarde-noche, noche) con un despliegue gradual de tarifas horarias, instalación de medidores inteligentes, pilotos urbanos y educación al consumidor. También será clave establecer mecanismos de protección para usuarios vulnerables y rurales, asegurando que la equidad sea un principio rector.Desde 2018, el Perú desarrolla un proyecto piloto de tarifas y medición inteligente, donde los clientes pueden pagar un 30% menos en el día respecto a la hora punta. Los resultados han sido promisorios y el Ministerio de Energía y Minas evalúa un despliegue masivo de estos sistemas.Lo crucial es que Perú incorpore esta visión en las próximas licitaciones de suministro derivadas de la Ley N° 32249. Los contratos podrían durar 15 años y, sin diseño de futuro, convertirse en barreras rígidas para aplicar tarifas costo-reflectivas. La oportunidad está servida: Perú puede liderar en América Latina un nuevo paradigma tarifario que combine eficiencia económica, sostenibilidad ambiental y empoderamiento ciudadano. No actuar ahora sería un error difícil de revertir.