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Es una de las máximas leyendas argentinas y logró que la fama no opaque su historia de amor de 63 años

Desde hace más de seis décadas, cuando él contaba con la voz joven de los sueños chaqueños y ella caminaba por las veredas de Villa Ángela con la ternura de una niña de pueblo, Luis Landriscina y Betty (Guadalupe Mancebo) han construido un refugio íntimo que se volvió inseparable de su arte. Ese vínculo silencioso, profundo, es quizá la mejor de sus historias: tan lleno de cariño como cualquiera de sus cuentos, y tan real como su propia vida.Un encuentro con sabor a destinoSe decía que Luis era un chico risueño, harto de bromas, pero con una mirada transparente al mundo. Aquel joven chaqueño llegó a Villa Ángela con su familia y encontró compañía, entre otros, en una niña a quien todos llamaban Betty. Ella tenía apenas 12 años cuando lo conoció. Luis, cinco años mayor que ella, bromeaba con naturalidad: “Algún día te voy a pedir que seas mi mujer”, como si ya percibiera que lo suyo no era una amistad pasajera, sino un destino compartido.Las tardes en aquella parroquia de pueblo, los paseos con hermanos, las risas y las miradas semiescondidas fueron los primeros capítulos de una historia que todavía hoy late con fuerza. En esa niñez compartida se sembró algo más que cariño: se plantó una semilla que crecería lenta y firme, como raíces de un árbol generoso.Noviazgo y promesas de juventudCuando Betty tenía unos 14 años y Luis aproximadamente 19, comenzó entre ellos un noviazgo delicado, hecho de cartas, sueños y silencio compartido. Durante el servicio militar de Luis, sus palabras volaban por correo: él le hablaba de su nostalgia, de su deseo de construir una vida digna y sencilla, entre peñas, fogones, relatos. Ella, desde su hogar chaqueño, le respondía con ternura, entusiasmo, fe en ese muchacho que hablaba con la voz de los pueblos.En cada misiva prometían un futuro común. En cada frase, construían un puente. No era un amor explosivo ni espectacular, sino un sentimiento que crecía con la paciencia, como quien cocina a fuego lento. Esa forma de quererse sin precipitarse es, en buena parte, lo que dio sustento a su vida juntos.Un hogar de cuento y de trabajoEn 1962, Luis y Betty decidieron que era hora de formalizar su vínculo: se casaron. Esa misma sencillez que caracterizó su noviazgo los acompañó en esa decisión de voluntad de vida compartida. Ese año, nació su primer hijo, Gerardo Dino; poco después, llegó Fabio Adrián.Luis Landriscina con su mujer y sus dos hijos (Foto: Archivo)Para sustentarse, la pareja puso una pulpería tradicional, atendida con cariño y calor humano. El negocio era humilde, pero estaba lleno de gente, de historias y de momentos. Mientras ella tejía los lazos de la familia, él atesoraba cada escena como inspiración para sus cuentos: su hogar se volvió el escenario íntimo de su arte.La compañera silenciosa del humorA lo largo de la vida pública de Luis —sus giras, sus actuaciones, sus noches de cuento y risa— Betty permaneció en la trastienda. No buscó ser protagonista; su papel no era el del foco, sino el de sostén.Quizá su gesto más elocuente fue su decisión cuando, ya en años avanzados, Luis se retiró de los escenarios. En 2024, él reveló que, muchas veces, le propusieron volver a hacer shows o especiales para televisión, pero “mi mujer no está de acuerdo. Si mi mujer no está de acuerdo, no me subo.” Esa frase, simple, revela cuánto valoraba su compañía y su paz.Betty, por su parte, ha hablado en momentos sensibles: cuando Luis fue internado en la Fundación Favaloro por una afección cardíaca, fue ella quien confirmó públicamente lo que él enfrentaba. “En este momento le están haciendo y resolviendo estudios coronarios”, expresó conmovida, y en medio de la preocupación, de la espera de un parte médico, su voz fue un ancla para quienes lo aman y lo respetan.Luis Landriscina junto al doctor René Favaloro (Foto: Instagram/@luislandriscina)Con los años no todo fue fácil. Luis, con su trayectoria imparable, cargó también con momentos de fragilidad: intervenciones en la laringe, pausas, la salud que se vuelve un tema prioritario. La vida, como sus cuentos, le exigía pausas. Betty, firme, lo acompañó sin estridencias. Cuando anunciaron su internación en 2024, su forma de comunicarlo no fue con dramatismo sino con la sobriedad precisa de quien ha vivido tanto y sabe que el amor verdadero se demuestra en los actos más silenciosos.Luis siempre reflexionaba al respecto con humor, sentimiento y nostalgia: “El temor íntimo de los dos es quién se va a ir primero, porque le va a faltar esa mano”. No es un temor de fama ni de público: es el miedo de clase humilde, el de quienes han compartido una vida y saben que la otra persona no es solo compañía, sino hogar.Durante 2024 Luis Landriscina estuvo internado y su esposa se mantuvo incondicional a su ladoEl corazón detrás de un artistaSi bien siempre ha sido reservada, en esos momentos clave abrió su corazón para expresar lo que siente por Luis. Sobre su vida juntos, califica su relación como una auténtica compañía. “Más que matrimonio, somos compañeros”, suelen reflexionar acerca de lo que fueron compartiendo a través de una vida poblada de emociones, gestos, silencios y decisiones.Luis y Betty se casaron en 1962Diego Spivacow – AFVCuando Luis enfrentó problemas de salud, Betty demostró su fortaleza en la adversidad: fue su voz para los medios, calmada, pero firme, informando con serenidad y sin dramatismo innecesario. En esa mencionada conversación en la que él habló sobre quién podría partir primero, ella compartió su propia angustia. Para ambos, la idea de la soledad no es abstracta: es la certeza de que han sido cada uno para el otro un ancla, una mano que sostiene.El humor y la eternidad compartidaLuis Landriscina siempre ha dicho que su humor es sorpresa. Pero con Betty es la sorpresa más duradera: no cruza escenarios ni demanda ovaciones; es la sorpresa diaria, el consuelo en la rutina, el refugio al que vuelve cada vez que baja el telón.Mientras recorría rutas por el país, pensaba en ella: en su casa, seguro, ella esperaba con mate, con esa presencia callada que lo anclaba al origen. De regreso de una gira, Betty no tenía que decir nada: su silencio, su abrazo, su gesto de estar ahí eran suficiente para que él entendiera que había algo más grande que el aplauso: una vida compartida.Luis Landriscina y su esposa Betty junto al expresidente uruguayo Pepe Mujica y su esposa, Lucía Topolansky (Foto: Instagram/@luislandriscina)Un amor como cuentoHoy, cuando Landriscina mira hacia atrás, no ve solo su obra: observa una vida tejida con afecto, con trabajo en equipo, con la humildad que caracteriza a quienes nacieron en lugares simples y llegaron lejos sin abandonar sus raíces. Y Betty, con su mirada cálida, es la compañera que sostuvo cada palabra, cada viaje, cada risa.Si sus cuentos emocionan a quienes los escuchan, su relación también a quienes conocen su historia: no hubo pacto glamoroso ni promesas grandilocuentes. Simplemente una niña, un joven, cartas y mate, risas y silencios, una pulpería sencilla y un hogar de verdad. Hubo amor, ese que no se muestra todo el tiempo, pero se siente con fuerza en los gestos más pequeños.Luis Landriscina tiene 89 años, cumplirá 90 el 19 de diciembre (Foto: Instagram/@luislandriscina)Cuando él dice “somos compañeros”, no es una frase hecha: es la forma más pura de hablar de un amor que ha recorrido más kilómetros que muchas de sus giras, pero que siempre vuelve al mismo lugar: al banco de su casa, a la presencia de ella, al calor de su mano. Y eso, para ambos, es el cuento más valioso.Por Miguel BraillardCelebridadesLuis LandriscinaAmores sin ficciónSeguí leyendoLa pareja que marcó una era. Estaban en la cima de sus carreras y su amor paralizó al país por 20 añosPasión. Ella era la modelo por excelencia y él un rockstar imparable: la pareja que nadie vio venir y sacudió a la farándulaLe llevó masitas. Cómo fue el histórico cara a cara entre Mirtha y Yiya Murano: “¿Quién mataba a esas señoras?” Otras noticias de Celebridades”Sería genial”. Alex Caniggia usó IA para mostrar cómo sería el hijo de la China Suárez y Mauro Icardi Playa de lujo. La escapada romántica de Julián Álvarez y su novia antes de ser papás primerizosTensión. Vero Lozano apuntó fuerte contra Wanda Nara por la foto que se sacó Johnny Depp

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