BOLONIA (Enviado especial).- La mañana, plomiza y fría (con 10°), se derrama en este rincón del norte italiano, sede de las Finales de la Copa Davis. El escenario profundiza la sensación de nostalgia después de la eliminación del equipo argentino, en los cuartos de final, frente a Alemania, con un desenlace dramático en el punto de dobles, en el quinto match point de los europeos, luego de haber salvado tres. En la Via Montebello, en el centro de la ciudad, cerca de la estación de trenes, hay una larga fila de transportes oficiales de la competencia, ya que en el número 8 de esa calle se encuentra el Royal Carlton, el hotel cinco estrellas donde se alojan varias delegaciones. El lobby es un hormiguero. Tomas Berdych y Tomas Machac, capitán y uno de los jugadores de la República Checa, respectivamente, tienen listas sus valijas para marcharse del lugar, tras la derrota ante España, también por los cuartos de final. Son casi las 11 y algunos integrantes del cuerpo técnico alemán recién surgen de los ascensores, bostezando y con las manos en los bolsillos, rumbo al desayunador. También están los integrantes de la delegación argentina, charlando y asimilando el golpe con calma, a la espera de los cambios en los vuelos. No se ve la hora de regresar a Buenos Aires. Javier Frana dándole indicaciones a Tomás Etcheverry, que fue el single 2 ante Alemania y venció a StruffPrensa AAT“Me dormí a las 6 de la mañana y me levanté a las 8 con un dolor de cabeza terrible”, le dice Javier Frana a LA NACION, con la voz resentida, pero firme. Lo acompaña su familia. Ya desayunó e invita a sentarse en un sillón de pana verde para charlar sobre lo vivido (en esta semana en el BolognaFiere, pero también lo transitado durante su primer año como capitán).-Argentina estuvo muy cerca de ganar. ¿Cómo se reacciona ante semejante vacío siendo la cabeza del grupo?-Anoche… anoche vivimos la máxima expresión de lo que es el deporte, de lo que es el tenis y la Copa Davis. Pocas veces se puede dar una situación en la que experimentás tanto. La Davis, en este tipo de instancias, es más infierno que paraíso, porque es una alegría inmensa cuando se gana, pero es un dolor cuando te superan y hasta te hacen cuestionar. Te llevan a pensar: ‘¿Para qué elegí esto?’. Pero hay que dejar bajar la frustración, la tristeza, el enojo. Es inevitable, hay que transitarla, hay que llorar, putear para que después venga un análisis más profundo. En este proceso que me tocó encarar siempre marqué que el resultado no es algo excluyente en la persecución y de ahí es donde te agarrás cuando perdés el eje. Tenemos un dolor gigante. Pero entendemos que en este proceso se ganaron un montón de cosas, muchas un poco menos visibles que otras. Tengo el corazón roto, pero también el alma en paz. Todos decíamos que si perdíamos 6-2 y 6-3, 6-4 y 6-2, aparentemente dolía menos. Pero acá estuvimos muy cerca y así nos queríamos ir. No podemos decidir hasta dónde vamos a llegar, pero sí de la manera en la que nos vamos. -¿El dolor se potencia teniendo en cuenta que, por fortalezas propias y circunstancias ajenas, como las ausencias de Alcaraz y Sinner, los planetas se iban alineando para ilusionarse?-Sí. Y nos veían así, eh. Era muy genuino. En la primera conferencia que hice [en diciembre de 2024], en el Belgrano Athletic, dije que quería a todos adentro del mismo barco y que debíamos empujar para el mismo lado, sintiendo la responsabilidad individual de que, si el tenis iba para arriba, todos íbamos para arriba. Bueno, eso pasó en el vínculo entre todo. Y eso hace que duela más.El dobles alemán ya cerró la serie en su favor y Frana saluda a Krawietz, detrás vienen Molteni y PuetzPrensa AAT-Zeballos destacó, por ejemplo, cómo se involucraron los singlistas en los entrenamientos de los doblistas, algo que no siempre pasa.-No es un pequeño detalle, porque podés ir, jugarles y les sacás así nomás. Pero parecían cuatro, no sé si adolescentes, pero compitiendo muchísimo, con los singlistas haciéndoles frente, provocándolos. El lunes, martes y miércoles en Buenos Aires, antes de venir a Italia, Molteni se bancó ser sparring individualmente de Fran (Cerúndolo) y Come (Comesaña). Y eso sumado a que no hubo una cara de culo, una tirada de toalla, un ‘me quiero ir a la mierda’. No hubo un insulto. Entre ellos no hubo un gesto en el que hubiera que decir: ‘Che, mirá, fíjate, cuidado con…’. Y lo quiero resaltar. Hubo muchos acercamientos. Y eso es lo que nos va a hacer crecer como país, tenísticamente hablando. Se perdió y es como que nadie se quería ir, nadie se quería despegar del grupo… (Frana se emociona, se le humedecen los ojos). Nadie quería soltar porque todos se sentía protegidos (suspira, afligido). Estoy en un período de mi vida en que esto lo hago porque me hace feliz. Con ellos estoy siempre en gratitud y también con sus equipos. La Asociación me permitió poder acompañarlos en algunos torneos e hizo que me pudieran conocer y que si mañana tomo una decisión sepan de dónde surge. Tener que dejar afuera a jugadores fue de lo más duro. En lo personal, decís: ‘Ojalá tuviera dos jugadores, nada más y depender de ellos’. Pero las limitaciones serían grandes. Es loco porque más los conocés, más te duele, porque sabés que ese tipo está esperando estar, volver, pertenecer. Es duro decirle a alguien que no va a jugar, porque uno ya lo atravesó: irse a la loma del traste, acompañar, venir con tu entrenador y estar… pero no puedo estar más agradecidos a ellos. Tengo que lavar un poco la tristeza, pero…-El tenis puede ser cruel.-Es muy cruel, es muy cruel. Vos ves el match point de ellos, dónde pega la pelota [el impacto final de Tim Puetz apenas mordió el fleje]. -¿Se reprochan alguna decisión?-Obviamente que, en el vestuario, lo primero que escuchás, sobre todo los jugadores, es: ‘¿Cómo no hice esto? ¿Por qué no se la tiré acá?’. Pero todos coincidimos en que no podemos entrar en la fina. Ellos fallaron pelotas más fáciles, metieron más difíciles. No quiso ser, no tenía que ser. Y ellos mostraron un gran nivel. Zverev, por ejemplo, estuvo muy conectado, se notó que tenía muchas ganas de ganar, fue el primero en saltar a la cancha cuando ganaron el dobles. Fue súper respetuoso. Jugó como el 3 del mundo que es. Fue inteligente en exponer que ante Fran tuvo dificultades [estaba 3-1 abajo en el historial], lo puso arriba de la mesa y se liberó; me pareció súper inteligente. Asumió el desafío. Estos jugadores, si hay algo que saben, es enfrentar desafíos y en esos momentos tienen una marcha. Frana y los doblistas, Molteni y Zeballos: “Tenemos un dolor gigante. Pero entendemos que en este proceso se ganaron un montón de cosas, muchas menos visibles que otras”Prensa AAT-Finalmente se produjo el duelo con tu excompañero de interclubes en la Bundesliga en los 90 y actual capitán alemán, Michael Kohlmann. ¿Cómo fue la experiencia?-Intercambiamos palabras afectuosas. El que gana, lógicamente, se pone en el lugar del otro, entiende lo que se siente y él, hasta en su celebración, estaba pensando lo que siente una persona o un equipo que lo tuvo tan cerca también. Fue súper respetuoso. Hoy lo crucé en el desayuno, nos volvimos a abrazar, a saludar. Obviamente que Alemania es un candidato muy fuerte para ganar la Davis [este sábado, por las semifinales, se medirá con España]. Le pedí también que le haga llegar a Zverev mi agradecimiento, porque tuvo un gesto con mi hijo más chico, que estaba muy triste por la derrota. Stefano estaba antes de la salida de los autos, sentado en el piso, con los ojos rojos de tanto llorar. Zverev pasó, saludó, lo vio, hizo un metro, pero volvió sobre él, lo levantó, lo abrazó, le habló y se sacó una foto. Mi hijo tiene 14 años. Le dijo: ‘El deporte es así’. Ya les tocará a ustedes’. Sabía que seguramente era un familiar nuestro y tuvo ese gesto.El afectuoso gesto de Zverev con Stefano, uno de los hijos de Frana: el alemán vio al chico muy triste por la derrota del equipo y se acercó para darle ánimoGentileza Javier Frana -Fue todo un acierto haber recuperado a Zeballos en el equipo. Tiene 40 años: ¿sabés hasta cuándo vas a contar con él?-Claramente, Horacio… El deportista va viviendo cada día, sabés cuándo el final está más cerca y lo vivís intensamente, todo lo valorás más. Él siempre tuvo las ganas de estar, disfruta mucho de estar en este tipo de competencias y todo se dio. Él quería estar, le dimos el lugar que merece por su trayectoria y porque sentíamos que tenía esa capacidad para asumir el liderazgo con naturalidad, cautela. Fue una posición que no fue sobreactuada. Al equipo le da un respaldo. A Molto también lo potencia. El mismo Edu (Schwank, subcapitán), que también tiene un perfil bajo… es un año más chico que Horacio, jugó con él, se generó algo muy bueno. Todas las patas estuvieron sólidamente apoyadas. Fran, por otro lado, que también fue fácil conducirlo, llevarlo. Él encontró su lugar, sabe lo importante que es para el equipo y se alineó en esto. Es el jugador que hoy está liderando y lo llevó de una manera ejemplar. Quieras o no, ser el número 1, saber que lo van a llamar y va a jugar, puede confundir o hacer creer que ya está salvado. El loco fue a entrenar el dobles y lo hizo más prendido que cuando lo hace en el circuito. Y vuelvo a agradecerle a los entrenadores de todos: son parte del equipo, son una enorme ayuda. Acá terminamos el año de la manera más dolorosa, pero en el fondo todos tenemos tranquilidad. Nos sentimos honrados. No hubo un cuestionamiento. Un momento distendido durante la semana en Bolonia, entre Frana y Cerúndolo: se vivió un buen clima grupalPrensa AAT-Por ingratas experiencias pasadas en la Copa Davis y las diferencias históricas, con egos y conflictos, ¿antes de asumir la capitanía te generó dudas cómo sería la convivencia con los jugadores?-Sí. Por eso siempre hablo de procesos: no creo que en ningún ámbito deportivo las cosas se tengan que medir por resultados. En la historia hubo series que se ganaron, pero que no querés volver a vivir esos días. Y hay otras que perdiste, pero las preferís. Porque acá, salvo ese match point o una situación, fue inolvidable. Este dolor va a pasar. Ahora duele como la puta madre, maldecís estar acá, querés volver cuanto antes. Con las semanas, con los meses, va a pasar y te vas a acordar del vestuario. Con el golpe que nos comimos ayer nos terminaron echando del club. Nos dijeron: ‘Se tienen que ir’. Estábamos todos sentados juntos, conteniéndonos, asimilando el golpe. Es un logro colectivo muy fuerte. Para mí también es una revancha de días feos que he vivido y, veo que hoy, no se justificaron. Porque después que pasó el tenis: ‘Bueeeno, ahora ya pasó, ya me llevo bien’. ¡Pero cuando nos teníamos que llevar bien no lo hicimos! Ahora te encontrás en la sala de jugadores, todos viejos, canosos, pero abrazados. Y decís: ‘La puta madre. ¿Ahora?’. Entonces ese es mi mensaje: no hay nada que en algún momento no los pueda hacer sentar y decirse las cosas en la cara. ‘Si un día yo fallé, díganmelo, no fue personal’, les digo. Mucha gente nos dijo que nos merecíamos mucho más. Éramos como 25 personas y no hubo que sacar a nadie del vestuario; por eso duele más. Entonces, decís: ‘Hubiera sido todo una porquería, que nos peleáramos todos, así no dolía tanto’. Frana, con Cerúndolo, durante el partido ante Zverev: “Hay que dejar bajar la frustración, la tristeza, el enojo. Hay que llorar, putear para que después venga un análisis profundo”Prensa AAT-Esto sigue. El domingo ya conocerán al rival de febrero, en los Qualifiers 2026.-Ahora querés salir eyectado de acá, pero hay que volver pronto a pensar. Ojalá que sea en casa. Desde enero del año pasado, en Rosario, que no se juega de local. Ojalá se corte la racha. Ahora hay que hacer el mismo ejercicio de salir de un torneo en el que perdiste en una buena instancia y tenés que empezar otra vez de cero. Y decís: ‘¡Otra vez primera ronda! ¡Qué pesado!’. Pero de a poco te vas metiendo. La Davis es linda porque tiene su propia vida. Fijate acá: están todos pendientes de ver a qué hora se va el otro para despedirse. A Horacio ayer a las tres de la mañana le avisaron que tenía un vuelo a las seis, hizo la valija y se fue al aeropuerto, escribiéndonos a todos. Ahora hay que descansar un poco. Vivimos sensaciones muy fuertes. Por Sebastián TorokJavier FranaCopa DavisHoracio ZeballosConforme aSeguí leyendo”No me veía en una oficina”. 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