Marta González: de la boda que no pudo ser con Palito Ortega al amor que terminó en escándalo

Marta González tuvo dos grandes historias de amor. Palito Ortega fue el primero: estuvieron juntos casi tres años y hasta habían fijado fecha de casamiento, pero se separaron unos meses antes. Luego, unos años después, se enamoró de Osvaldo Chiche Sosa, que en ese momento era jugador de Argentinos Juniors. Así, la actriz fue una de las primeras botineras cuando todavía no se había inventado esa palabra. Se casaron y fueron padres de Mercedes y Leandro. Se separaron en medio de un escándalo en 1994 cuando ella descubrió que él le era infiel y tenía una vida paralela en Corrientes, donde estaba dirigiendo a Deportivo Mandiyú. “Me conquistó por su historia”Marta tenía apenas 17 años cuando conoció a Palito Ortega, que había llegado a Buenos Aires desde su Tucumán natal con el sueño de triunfar como cantante. Se cruzaron por primera vez en una entrevista y ella quedó impactada. “Cuando lo conocí solo era Ramón, el chico triste de las canciones alegres. Y me conquistó por su historia, era un seductor nato, pero después me dejó. De verdad. Me enamoré escuchando su historia de vida. Llegó de Tucumán y vivía en los sótanos y se tapaba con diarios para no tener frío. Lloraba cuando me lo contaba. Esa primera vez, él me dijo: ‘yo te voy a cantar una cosa’. Y me cantó ‘Sabor a nada’, con su guitarra. Ahí todavía no había caído a sus pies. No soy tan fácil”, confesó entre risas en Los mammones, que hace unos años emitió América. Canción va, sonrisa viene, Marta y Palito se pusieron de novios en 1962. La noticia fue furor en el mundo del espectáculo porque ella ya había protagonizado novelas y las canciones de él empezaban a sonar con fuerza. El romance iba en serio y las familias se conocieron pronto: “En un momento vino a vivir a casa un tiempo; primero él y luego su familia, el padre y sus hermanos. Mi mamá era así, amuchaba a todo el mundo. Uno de sus hermanos tuvo una enfermedad y estuvo en cuarentena en casa: mamá le clausuró una sala para él”. Anunciaron su casamiento con bombos y platillos y hasta tenían fecha y lugar para pasar la luna de miel: los Estados Unidos. Además, estaban eligiendo casa, pero se separaron antes de concretar nada. “Yo estaba segura de que no hubiera podido ser la mujer de Palito porque soy muy celosa, y eso también es por mi inseguridad”. Por ese entonces se habló de una infidelidad por parte de él. Lo cierto es que la pareja se rompió, aunque todavía hoy los dos guardan un lindo recuerdo de esos años compartidos. “Me dejó por la fama porque él estaba subiendo y yo me quedaba”, reflexionó la actriz en una entrevista con el programa Socios del espectáculo. Al tiempo Palito conoció a Evangelina Salazar en la película Mi primera novia y se casaron. Y Marta también conoció al hombre con quien formó una familia. La primera botineraMarta González y Osvaldo Chiche Sosa, que murió en 2020, en plena pandemia, se conocieron en un casamiento judío. Fue un flechazo. Estuvieron pocos meses de novios y se casaron el 2 de junio de 1968 en la Iglesia María Auxiliadora y San Carlos. La ceremonia fue transmitida en vivo por Canal 9, en un especial que condujo Héctor Larrea. Ella ya era una actriz popular y él un jugador de fútbol del que todos hablaban. Tuvieron dos hijos, María de las Mercedes, que es obstetra y trabaja en el Hospital Rivadavia, y Leandro que murió en 2001, en un accidente automovilístico en México. Estuvieron juntos durante 26 años y se separaron en medio de un escándalo porque ella descubrió que Sosa le era infiel. Corría el verano de 1994 y González estaba haciendo la temporada teatral en Mar del Plata con la obra Pobres angelitas, pero se suspendieron algunas funciones y decidió viajar a la provincia de Corrientes para darle una sorpresa a su marido, que estaba allí dirigiendo Deportivo Mandiyú. La sorprendida fue ella porque descubrió que su marido mantenía una relación paralela. “Cuando aterricé lo llamé por teléfono y me dijo que no fuera al departamento, que mejor me pedía una habitación en el hotel donde estaban concentrados. Le dije que nos veíamos a la noche en la cancha y tampoco quiso que fuera”, contó alguna vez en Incorrectas, que conducía Moria Casán. Y sumó: “En ese viaje me enteré de que mi marido tenía una doble vida porque no pudo esconderlo por más que lo intentó. Puso mil excusas, algunas ridículas”.En otra entrevista expresó al respecto de las infidelidades de su marido: “Tenía esas típicas cosas de un jugador: el ritmo de vida, el machismo, las salidas con sus amigos tres noches por semana. Y yo me sentía sola a pesar de que ya tenía a mis hijos. Un día encontré un papel con un mensaje de una mujer en uno de sus trajes. Por supuesto que le pedí explicaciones, él juró no tener idea de qué se trataba. Así hubo miles, pero yo le creía porque me había casado para toda la vida. Y quería creer”. A partir de entonces tuvieron varias idas y vueltas y tardaron un tiempo en concretar la separación. “Chiche no se quería ir de nuestra casa de la calle Las Heras, y un día hice mis valijas y me fui a un departamento prestado de 36 metros”. La muerte de Leandro Sosa, en 2001, volvió a unirlos como familia: “Fue devastador. Yo estaba transitando la quimioterapia en aquel momento…”. Al año y medio recibió un llamado de una mujer que le decía que tenía un hijo de un año con Chiche. “Fue muy difícil. Yo quedé muy herida y por un tiempo largo ni nos hablamos. En el amor me fue para el demonio. Tuve dos hijos maravillosos, pero igual siento que no fui muy afortunada en el amor. He querido mucho y no me han querido tanto. Y todavía hoy me cuesta perdonar la infidelidad de Chiche”, contó a la revista ¡Hola!

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