>LA NACION>LifestylePadecen esquizofrenia y coincidieron en pleno tratamiento; no lo buscaban pero algo surgió entre ellos.11 de agosto de 202201:30Alejandro GorensteinPARA LA NACIONEra demasiado joven quizás para poder enfrentar lo que la vida pondría en su camino. Eduardo (61) se casó a los 20 años y al poco tiempo su mujer se practicó dos abortos: el primero con dos meses de gestación y el segundo con tres. Esa situación lo dejó descolocado y fue el disparador de una serie de trastornos mentales que culminaron con una internación en un centro de salud mental. Luego de pasar un tiempo en una clínica psiquiátrica trabajó unos años con su padre para poder mantenerse ocupado la mayor cantidad de tiempo posible.Su historia continuó con una seguidilla de múltiples internaciones psiquiátricas hasta que en marzo de 2016 llegó a San Gabriel, un sanatorio que presta servicios de salud mental integral, mediante diversos módulos, consultorios externos, hospital de día, internación aguda/breve e internación prolongada.“Cuando llegué no me podía levantar de la cama, estaba como paralítico, pero con el tiempo empecé a mejorar. Me hacía muy bien hacer mi cama y servir la comida. Me empecé a poner bien y le pedí a Dios si me podía dar más años de vida. Entonces, en el sanatorio me dieron diferentes medicamentos hasta que con el esquema actual los médicos dieron en la tecla”, expresa Eduardo, cuyo diagnóstico es Esquizofrenia F20 y ejecuta las actividades básicas e instrumentales de la vida cotidiana con desempeño autónomo.“MI SITUACIÓN ECONÓMICA ERA MUY BUENA, PERO NO ERA FELIZ”. EL DIVORCIO, Y UN DUELO, LO AYUDARON A ENCONTRAR SU VOCACIÓNLa esquizofrenia es un trastorno que afecta la capacidad de una persona para pensar, sentir y comportarse de manera lúcida. Aunque se desconoce la causa exacta, es posible que tenga que ver con una combinación de factores genéticos y ambientales y de la alteración de las sustancias químicas y las estructuras del cerebro. Se caracteriza por pensamientos o experiencias que parecen estar desconectados de la realidad, habla o comportamiento desorganizados y disminución de la participación en las actividades cotidianas. También pueden presentarse dificultades en la concentración y la memoria. El tratamiento suele ser de por vida e incluir una combinación de medicamentos, psicoterapia y servicios de cuidado especialmente coordinados..FreepikLejos, pero a la vez cercaLos desequilibrios emocionales de Gladis (60) comenzaron cuando a los 14 o 15 años, -no recuerda con precisión- su papá degolló a su madrastra en un hotel alojamiento en Camino Negro. Siendo muy jovencita tuvo su primera experiencia en un centro psiquiátrico en el barrio de Chacarita.Cuando tuvo el alta logró alquilar una pieza en una casa en Dean Funes e Independencia y al poco tiempo pasó a ser la amante de un hombre millonario que estaba casado, separado y vuelto a juntar con la madre de su hijo. Salió con él durante muchos años, dice, hasta que se cansó de ser la segunda. “Esto se terminó, yo no puedo vivir más en la calle y vos en medio de lujos”, le dijo a los 23 años. “Esa situación me dejó muy mal. Mi mente estaba como en shock, me caí el piso y temblaba, traspiraba”.Luego de muchos años conoció a quien sería el padre de su hijo, pero en 2009 falleció de un infarto. En marzo de 2010 su suegra la llevó al Sanatorio San Gabriel, lugar del que se fugó y al que reingresó con orden judicial el 13 de mayo de 2011. Previamente vivía con su hijo de 12 años. Su diagnóstico es Esquizofrenia F20 y el pronóstico sujeto a evolución y adherencia al tratamiento.¿Amor a primera vista?Los caminos de Eduardo y de Gladis, de desilusiones amorosas, internaciones psiquiátricas y fortaleza y esperanza para tener un futuro más auspicioso, se juntaron en agosto del 2016 cuando se cruzaron por primera vez en una hermosa fuente de agua que se encuentra en la entrada del edificio del sanatorio.Eduardo cuenta que como le pareció una mujer atractiva no perdió tiempo y le preguntó a una de las enfermeras su nombre.- Podríamos salir juntos – le propuso Eduardo.- No, todavía no – respondió ella, muy tímidamente.Eduardo y GladisLa segunda es la vencidaAl parecer, alguien le había dicho a Gladis que su pretendiente estaba de novio con otra paciente, situación que no le cayó para nada bien. No estaba dispuesta a ser otra vez la segunda. Por su parte, cuenta Eduardo, desde la institución no habrían estado muy de acuerdo en que se conformaran parejas entre los internados.Sin embargo, el destino y el deseo de Eduardo hicieron que a los dos años volvieran a reencontrarse en el Módulo de Integración Comunitaria (MIC), un dispositivo de habitaciones que se inauguró en octubre del 2018 en el que actualmente viven 14 personas.“Consiste en una casa con dinámicas diferentes que no son las que uno encontraría en una internación psiquiátrica que está organizada en función de la seguridad que requiere cada una de las personas que cursan internación psiquiátrica. Lo que nosotros proponemos tiene que ver con poder lograr que las personas que están internadas adquieran su externación de una manera sustentable, respetuosa y cuidadosa de los requerimientos en cuanto a la seguridad que tienen que tener para que puedan habitarlo”, explica Laura Pérez, Terapista Ocupacional y Coordinadora de internaciones breves del Sanatorio San Javier.Los pacientes que viven en esta casa, que se encuentra dentro de las hectáreas del sanatorio, poseen autonomía e independencia (cada uno tiene una llave para poder salir y entrar del complejo), pero están asistidos por personal de enfermería, apoyo a través de alimentación (todos reciben las cuatro comidas), aun cuando tienen la posibilidad de comprar y cocinar lo que cada uno quiera consumir.Apoyo mutuoFreepikEl primer besoCuando Eduardo se reencontró con Gladis no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad.“Cuando la volví a ver la saludé con un beso, pero tenía un poco de miedo porque pensaba que todavía seguía enojada”, recuerda Eduardo.“Acá se podría formar una pareja”, dijo enseguida Fabiana, una enfermera que trabajaba en el lugar, como anticipando lo que estaba a punto de ocurrir.Esa tarde los dos se quedaron charlando a solas y surgió el primer beso, ese empujoncito que ambos necesitaban para comenzar una historia de amor.“Me gustó porque desde el principio fue un caballero”A partir de ese instante arrancó el noviazgo que viven fuera y dentro de la casa. De esa manera comenzaron a ser frecuentes las salidas a los parques, a tomar helados y algún que otro asado en el que Eduardo le presentó a Gladis a sus hermanos y a su sobrina.“Me gustó porque desde el principio fue un caballero, todas las noches me despide con un beso (comparten la habitación), soy feliz”, dice ella.“Como persona Gladis es lo más grande, encontré mucho amor y sigo para adelante”, expresa él.Eduardo se anima a ir por más y hasta tiene pensado proponerle matrimonio, pero ante esa posibilidad Gladis prefiere centrarse en el día a día de la relación. Será paso a paso.“Esa relación opera para cada uno de ellos como un vínculo de apoyo. Se trata no solamente de recibir ese apoyo, sino también de poder brindarlo. En líneas generales, de las personas con diagnósticos de salud mental se espera poco en términos de lo que pueden dar, brindar, se infra valora aquello que cada una de las personas puede valorar y nos centramos más en lo que ellos necesitan recibir. En este caso un vínculo de pareja permite brindar y recibir apoyo y reconocimiento. Son vínculos altamente satisfactorios y contribuyen a la salud de cada uno”, opina Pérez, una especie de madrina del noviazgo.Gladis forma parte del emprendimiento sociolaboral Kiosco SG, ubicado dentro de las instalaciones que gestionan los propios pacientes rehabilitados y que fomenta la inclusión social a partir del trabajo productivo, creativo y remunerado. Su hermana es quien la asiste en las gestiones ante su obra social. Paralelamente, brinda apoyo a uno de sus hermanos quien tiene una discapacidad y logró terminar sus estudios secundarios en la sede fines San Gabriel.Por su parte, Eduardo realiza el cobro de su pensión a través de curaduría y maneja dinero con desempeño autónomo. Utiliza transporte público sin dificultades. Responde ante la demanda institucional en relación a las gestiones inherentes al cuidado de la salud como, por ejemplo, gestionar turnos clínicos por su obra social. Y su proyecto es retornar a la vivienda familiar que actualmente ocupa uno de sus hermanos por lo que se construyó una ampliación (habitación) destinada para él. Actualmente está en proceso de comprar los muebles y equipos electrónicos requeridos.Alejandro GorensteinConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectTemasTodo es historiaGrandes EsperanzasMás notas de Todo es historiaEra una tapicería. En Chacarita, un café atendido por una obstetra francesa que sirve pastelería artesanal: “Pensaban que me iba a fundir”“No entendiste Imagine”. La historia de la carta de indignación de Lennon a McCartney tras la separación de Los BeatlesFundó Cerro Bayo. El aventurero belga que revolucionó Villa La Angostura y a los 84 sigue persiguiendo sus sueños