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San Martín de los Andes. Un pequeño hotel con clima de hogar a orillas del río Hermoso

>LA NACION>Revista LugaresGiselle Kaplan, su gerente, fue la encargada de buscar el emplazamiento. Recorrió la Patagonia durante un año y medio hasta que consiguió el lugar ideal, a 23 km de San Martín de los Andes3 de octubre de 202207:42Parece haber estado allí siempre, coqueto y bien plantado a orillas del río Hermoso. Pero no fue así. Giselle Kaplan lo sabe bien. El pequeño hotel de siete habitaciones está muy consolidado en su lugar, en pleno Parque Nacional Lanín. Tanto, que ya se hizo parte del paraje y lleva su nombre, pero el origen no fue simple.Los grandes ventanales de Río Hermoso Hotel de Montaña tienen vista al río de ese nombre.Su historia se asocia con la de ella. “Yo soy ingeniera agrónoma y mientras trabajaba en una multinacional en el oeste de la provincia de Buenos Aires, conocí a los socios que son propietarios del hotel”, cuenta Giselle. “A los 30 años, el reloj biológico sonó y dejé mi carrera para venirme a la Patagonia, casarme y tener hijos … Llegué a Bariloche, al hotel Llao Llao como hostess, conocí a mi ex marido, y me casé a los cinco meses. Nos mudamos a Villa La Angostura para administrar una propiedad de lujo y a los dos años, en 2002, nació Tadeo. El proyecto de Río Hermoso lo empecé a los cinco meses de haber sido mamá, cuando durante una visita de los muchachos (la sociedad propietaria, conformada por cinco socios) al Llao me comentaron que querían convocarme para todo: buscar la tierra, construirlo y gerenciarlo. ¡Ya sos mamá, ahora ponete a trabajar!”, le dijeron.Giselle Kaplan adoptó la Patagonia para vivir todo el año.La realidad demostró que fue más en serio que en broma. Giselle “pateó” media Patagonia, desde Aluminé y Villa Pehuenia hasta Trevelín y Esquel, hasta que una tarde, volviendo a su casa, cansada de no encontrar nada, sobre la ruta de los Siete Lagos vio un señor con una pala, junto a un cartel que decía “Dueño Vende”. “Paré y le pregunté: sabe quién es el que vende y qué vende? Sí, es mi suegro y le muestro”, recuerda Giselle que le respondió el hombre. “Así recorrimos 16 hectáreas, muy lindas, pero sin nada especial … Y le pregunté ¿Y su suegro no tendrá algo más para vender?”, insistió. Entonces el señor contestó que sí, que tenía una perlita “pero no la vende”.Madera y tonos cálidos priman en la decoración.Ella no se dio por vencida. Pidió ver la fracción igual, y así descubrió las cuatro hectáreas de la península donde hoy está Río Hermoso Hotel de Montaña, justo entre la RP 63 y el río.“Empecé a buscar el terreno mientras todavía Tadeo era bebé y terminé de construir el hotel cuando nació Zacarías, en 2005″, ilustra. “Los primeros huéspedes fueron una familia española que se alojó en diciembre de 2006. “Entre el 2002 y el 2006 tuve mis tres criaturas: Tadeo, Río Hermoso y Zacarías … Ahora los 3 adolescentes”, se enorgullece.Río Hermoso vista desde arriba.La obra estuvo a cargo del estudio de Taco Rey y Pablo Velazco, y la decoración de Victoria Ríos. Ella eligió privilegiar los grandes ventanales y los muebles simples y nobles, enalteciéndolos con algunos colores fuertes que combinan con la madera de lenga que primó en la construcción. Lo dotaron de seis habitaciones dobles y un departamento familiar.La cocina está a cargo del chef Cristina Carello.En planta baja, el restaurante comandado por el chef Cristian Carello está abierto al público con reserva previa. El hit del invierno fue la trucha grillada sobre un cremoso colchón de arvejas emulsionado con aceite de oliva y finas batatas. Pero el clásico del lugar son los ravioles caseros de ciervo con crema de hongos del bosque. Y para el momento dulce, las peras pocheadas en Malamado Viognier, infusionado con té Darjeeling sobre un bizcocho de harina de almendras y frutos rojos.Giselle Kaplan, alma mater del hotel Río Hermoso.El hotel tiene las temporadas muy marcadas. No sólo por las actividades (esquí, snowboard, caminatas con raquetas y motos de nieve en invierno; trekking, cabalgatas, mountain bike, rafting y navegación en los lagos en verano), sino también por el diferente tono de los paisajes. El monocromo en blanco y negro de los meses de julio y agosto es contrastado con la fuerza de la primavera tardía.El hotel tiene siete habitaciones (seis dobles y un departamento familiar).De mediados de noviembre en adelante explotan los lupinos, las retamas, los notros y llenan los caminos de los violetas, fucsias, amarillos. Y en otoño, especialmente abril y mayo, las montañas se tiñen de ocre, amarillo y rojo, los encendidos colores que caracterizan a los bosques de nothofagus (lengas y ñires).El hotel está a sólo 10 km del nuevo Centro de Esquí y Parque de Montaña de Lago Hermoso, y a sólo 1 km de la RN 40, que en esta porción es la célebre Ruta de los Siete Lagos. LA NACIONSeguí leyendoSan Martín de los Andes. Las mejores posadas, hoteles y cabañas para una escapada de primaveraClásico patagónico. Los altos imperdibles y los hoteles recomendados de la ruta de los Siete LagosSon furor en Bariloche. 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