Tanto en la Policía Bonaerense como en el entorno del agredido ministro de Seguridad provincial Sergio Berni sospechan que el asesinato del colectivero Daniel Barrientos no es un simple hecho de delincuencia.
En primer lugar, lo que más llama la atención es la enorme desproporción entre el gran despliegue de la banda y el modesto objetivo de robar un colectivo conurbano. “Los delincuentes tenían dos armas, una Pietro Beretta que fue descartada y vainas servidas en el lugar de una pistola calibre 40, un arma que no es habitual para robar el pasaje de un colectivo. Los delincuentes hasta tenían un auto de apoyo”, le dijo a Infobae una fuente policial a la que califica como “altísimo comisario de la Bonaerense con más de 30 años de experiencia en la fuerza”. Además, los ladrones contaban con, al menos, otro auto de apoyo.
“El hecho no es habitual -dijo Berni en su improvisada conferencia de prensa frente al Hospital Churruca- , vamos a investigarlo, no puedo asegurar que pasó pero es poco habitual, nadie le cruza un auto a un colectivo, dos pistolas 40, no es el modus operandi típico de quien ataca a un colectivo”.
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Según el relato de todos los testigos, el disparo que asesinó a Barrientos fue absolutamente innecesario, ya que el chofer no se resistió ni hizo ningun ademán y el delincuente se estaba bajando del vehiculo. Ese hecho es el que desencadena las suspicacias.
Los antecedentes
Siempre en Off The Record los especialistas pueden reconstruir una larga lista de secuencias en las que un sector de la policía bonaerense presiona a las autoridades a través de hechos de altisimo voltaje mediático y político: en septiembre de 2020, cuando la cuarentena todavía era el tema principal de conversación, efectivos de la Policía Bonaerense rodearon con sus patrulleros la Quinta de Olivos en reclamo por mejores condiciones laborales y aumento de salarios. El hecho produjo una enorme conmoción política y derivó en la decisión de Alberto Fernández de sacarle un punto de la coparticipación a la Capital Federal para trasferirlo a la provincia de Buenos Aires con el objetivo de cumplir con el pedido de los uniformados. A la larga, el hecho también terminó en el Juicio Político a la Corte, a raíz de que el Alto Tribunal dictó una medida cautelar que ordenaba restituir a CABA el 2,95% de la masa de fondos coparticipables.
Tambien aparece rápidamente en la memoria la inusual represión que se vivió en la cancha de Gimnasia y Esgrima de La Plata en octubre de 2022 cuando se cerraron las puertas del estadio y los hinchas y socios del Lobo que se quedaron afuera se enfrentaron con la policía en los distintos accesos del Bosque. Hubo corridas, piedrazos, balas de goma y gases lacrimógenos que terminaron con la suspensión del partido. Y también terminaron con un muerto: César “Lolo” Regueiro, quien sufrió un paro cardíaco.
Por esos dos episodios hay algunos policías detenidos, pero nunca se escaló en la jerarquía de la institución. Los ojos están ahora puestos en la investigación del crimen del colectivero, por el cual hay un sospechoso detenido que será indagado en las próximas horas. Las diferencias entre los relatos de los testigos del crimen
Personajes curiosos
Para agregar suspicacia, aparecieron algunos personajes vinculados a los momentos más oscuros de la Policía Bonaerense. La presencia de Gabriel Lombrado, el referente de la agrupación manodurista Vecinos en Alerta Lomas del Mirador (VALoMi).
Lombardo es parte de la trama de desacreditación a las víctimas de gatillo fácil. Vanesa Orieta, la hermana del joven Luciano Arruga, asesinado por la bonaerense, dijo en el juicio: que para 2009, cuando iniciaron la búsqueda de Luciano, en Lomas del Mirador se dio una masiva marcha por hechos de inseguridad impulsada por Lombardo: “Luciano llevaba 19 días desaparecido. Llegamos a esa marcha con la foto de Luciano, pero apenas nos vieron nos empezaron a gritar que nos fuéramos, que Luciano era un delincuente, que éramos unos villeros”.El destacamento de Lomas del Mirador, principal sospechoso en los hechos que derivaron en la desaparición del joven, había sido inaugurado en 2007 ante el pedido de más seguridad protagonizado, entre otros, por Valomi. La inauguración del destacamento en la Comisaría Octava, recordada por haber funcionado como un centro clandestino de detención durante la última dictadura cívico-militar. la realizaron Gabriel Lombardo con el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza.
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