escucharescucharGloria Romero toma su teléfono celular con fuerza. Parece estrujarlo entre sus dedos, y muestra la última foto que se sacó con su hija Cecilia Strzyzowski. “Salimos a pasear al perrito que habían operado”, dice y se quiebra en un nuevo llanto. Al lado está su otra hija, Ángela, que la abraza. No sabe ya cómo consolarla.La mujer está desesperada porque el martes declaró uno solo de los siete detenidos por el femicidio de su hija. Cree que hay un pacto de silencio. Tiene miedo, porque varios familiares están amenazados. El crimen de Cecilia provocó un quiebre en Resistencia. Desnudó no solo el macabro plan para matar a esta joven de 29 años en la casa del líder piquetero Emerenciano Sena, sino también dejó al descubierto los vínculos entre el clan Sena con el gobierno de Jorge Capitanich, que prefirió en el tramo final de la campaña, y mientras los medios nacionales llegaban a Resistencia, eludir la capital chaqueña.El día en que fueron detenidos Emerenciano y su esposa, Marcela Acuña, el Tesoro chaqueño giró 825.000 pesos a la cuenta de la fundación que lleva el nombre de Saúl Acuña, el padre de la pareja del líder piquetero. Parece una burla del destino. Hasta ese día los fondos llegaban a las cuentas de esta organización, donde tiene el nombre de Emerenciano.LA NACION recorrió el miércoles el barrio donde viven 500 familias que lograron acceder a una vivienda a través de esta organización piquetera. Allí todo tiene el sello del líder de esa agrupación, que surgió como un referente social en la década del 90, a partir del gremio de la UOCRA, y luego con los cortes de calle y el clima de convulsión social en medio de la crisis de 2001 al crear el movimiento 17 de julio del cual se fue y fundó el suyo, con su propio nombre.Emerenciano construyó un imperio con los pobres. A muchos les dio casa y trabajo, y ellos le transfirieron un poder político que lo llevó a ser un aliado clave de Capitanich, que fue testigo de su casamiento en 2009. En el barrio todo se llama Emerenciano. El centro de salud, la escuela, la biblioteca, la maternidad. En las paredes y murales conviven el color rojo y la palabra Emerenciano.“Emerenciano es un emergente de esa vieja Argentina que quebró y que, paralelamente, ayudó a parir una nueva Argentina con inclusión social, más equitativa distribución del ingreso y desarrollo productivo en base a industrialización creciente y sustitución de importaciones”, escribió Capitanich en el libro “Emerenciano, caudillo del norte” que lleva la firma de Marcela Acuña, la pareja del líder piquetero.Gloria creía que estaba sola para enfrentar ese poder y alianza entre Emerenciano y Capitanich, en una ciudad como Resistencia, donde los que protestan lo hacen movidos por las agrupaciones piqueteras. Hay más de 150 en una ciudad que en octubre pasado, según el INDEC, era la más pobre del país, con el 49,9% de la población en situación de pobreza y 15% directamente en la indigencia. El miércoles a la noche miles de chaqueños salieron a la calle a respaldar la lucha de esta mujer y a exponer su hartazgo con la política provincial. Muchos lo hicieron con velas, otros con banderas o carteles que expresaban el reclamo de justicia en un clima de indignación y dolor. La marcha estuvo atravesada por la conmoción que provoca un hecho estremecedor, pero también por el hartazgo con un sistema de poder que empieza a quedar a la vista tras la desaparición de Cecilia.La gente está cansada de los piquetes que sirven para que los miembros del clan Sena paseen por Resistencia en sus camionetas 4×4. O las tomas de tierras que impulsaba Emerenciano Sena y fueron un elemento de presión permanente en Resistencia. Algunos dirigentes sociales en esa ciudad coinciden en que este hombre de 64 años abroquela la mitad de la fuerza piquetera en la capital provincial. Su poder se desplegaba sin disimulo ante la vista de todos.En el barrio, como se dijo, todo lleva el sello de Emerenciano. La avenida San Martín divide los barrios dentro de lo que era el predio de tiro del Ejército. En el bulevar la escultura de un puño cerrado, color rojo, separa las aguas. Hacia la izquierda comienza el barrio Emerenciano, un lugar donde el nombre aparece en cada lugar estratégico, como la escuela, el centro de salud, el jardín maternal y los puntos de capacitación en oficios, como así también la biblioteca popular. El color rojo y el nombre de Emerenciano sobresalen a cada paso. La calle que corta San Martín y es la principal del barrio lleva el nombre de Milagro Sala. El jueves un grupo de militantes decide empezar a cambiar esa escenografía. El nombre Emerenciano desaparece de las paredes, que son pintadas de blanco. El poder de este hombre de 64 años se empezó a licuar hasta en su propio territorio, tras ser detenido, acusado del crimen de Cecilia.Germán de los SantosConforme a los criterios deConocé The Trust Project