Todo es distinto, pero a la vez exactamente igual. “A ver cómo te lo explico…”, se excusa Natalia Verbeke (Buenos Aires, 49 años) cuando es preguntada por su sentimiento respecto al oficio que ha alumbrado 25 años de una carrera tan prolífica como alérgica al encasillamento. Tras cavilar durante unos segundos, la actriz que saltó a la fama internacional con El hijo de la novia y a la nacional con El otro lado de la cama, encuentra la respuesta deseada. “Sigo teniendo la misma ilusión que antes cuando un proyecto me toca la tripa y los mismos nervios en los castings, pero ya no le doy la misma importancia. Ahora lo que más le pido es que haya buena gente en el proyecto y disfrutar”. Una de las películas que reúne esos condicionantes es Padres, en la que da vida junto a Fernando Cayo a una pareja de divorciados unidos a su pesar para averiguar el paradero de su hija adolescente. Un thriller estrenado en el marco del Festival de Cine de Sevilla con el que prueba su intención de que, lo de pasarlo mal, ya solo en la gran pantalla: “Esta es una profesión demasiado difícil y sacrificada como para sufrir”.Seguir leyendo