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El empresario chino Justin Sun se comió la famosa banana en Hong Kong

Crónica de un final anunciado: el empresario chino que la semana pasada compró por 6,2 millones de dólares la obra Comedian, de Maurizio Cattelan -la controversial banana pegada con cinta sobre una pared blanca- se comió hoy la fruta codiciada en Hong Kong. Nadie debería sorprenderse por esto. El mismo Justin Sun declaró que así lo haría la noche que el martillo cayó en Sotheby’s de Nueva York por una cifra seis veces mayor a su precio de base.“Esto no es sólo una obra de arte -había dicho Sun, fundador de la plataforma de criptomonedas TRON-. Representa un fenómeno cultural que une los mundos del arte, los memes y la comunidad de las criptomonedas. Creo que esta pieza inspirará más pensamiento y discusión en el futuro y se convertirá en parte de la historia. Es un honor para mí ser el orgulloso propietario de esta obra icónica y espero que genere más inspiración e impacto para los entusiastas del arte de todo el mundo. Además, en los próximos días, comeré la banana como parte de esta experiencia artística única, honrando su lugar tanto en la historia del arte.EL FRUTERO QUE VENDIÓ LA BANANA DE LOS US$6,2 MILLONES POR 35 CENTAVOS SE PUSO A LLORAR CUANDO SUPO EL PRECIO DE LA SUBASTA“Justin Sun, nacido en China, quitó la cinta adhesiva y disfrutó del plátano en una conferencia de prensa celebrada en The Peninsula Hong Kong, uno de los hoteles más caros de la ciudad, en el popular distrito comercial de Tsim Sha Tsui”, dice el cable de la agencia de noticias AP. “Tiene mucho mejor sabor que otros plátanos. De hecho, bastante bueno”, declaró Sun. Como recuerdo del evento, cada uno de los asistentes recibió un rollo de cinta adhesiva y una banana.Justin Sun se prepara para comerse una “obra de arte” compuesta por una banana pegado a una pared con cinta adhesiva, hoy en Hong Kong PETER PARKS – AFPLa historia de Comedian es conocida: el provocador artista italiano Maurizio Cattelan despertó por primera vez curiosidad, sorpresa y hasta enojo cuando su obra debutó en 2019 en Art Basel Miami, mientras los asistentes a la feria intentaban descifrar si la única pieza de fruta amarilla pegada a una pared blanca con cinta adhesiva plateada era una broma o un comentario descarado sobre los estándares cuestionables entre los coleccionistas de arte. En un momento, otro artista tomó la banana de la pared y se la comió. La pieza tuvo nuevas versiones, que se vendieron sucesivamente por entre 120.000 y 150.000 dólares, según la galería que llevaba las operaciones en ese momento. Hasta que la semana pasada, Sun pujó hasta que hizo la oferta ganadora en la subasta de Sotheby’s en Nueva York. Lo que compró es un certificado de autenticidad y un manual de instrucciones que lo autoriza a pegar con cinta adhesiva un plátano a una pared y llamarlo Comediante.Hoy, el empresario comparó obras conceptuales como esta que lo hizo famoso en todo el mundo con el arte NFT (token no fungible, un activo digital único) y la tecnología blockchain descentralizada. “La mayoría de estos objetos e ideas existen como propiedad intelectual y en internet, en lugar de algo físico”, apuntó.Además, Sun anunció esta semana una inversión de 30 millones de dólares en World Liberty Financial, una plataforma de préstamos e inversiones en criptomonedas respaldada por el expresidente estadounidense Donald Trump.LA NACIONSeguí leyendoVargas Llosa reaparece en Lima. El Nobel vuelve sobre sus pasos: ahora se fotografió frente a un lugar emblemático, 55 años después”Lo contrario de la banana”. Se vendió una obra millonaria de Mondongo que sería la más cara del arte argentinoDe juguetes a murales. Todas las facetas de Joaquín Torres-García, el gran experimentadorTemasArte y CulturaConforme a los criterios deConocé másOtras noticias de Arte y Cultura”Lo contrario de la banana”. Se vendió una obra millonaria de Mondongo que sería la más cara del arte argentinoVargas Llosa reaparece en Lima. El Nobel vuelve sobre sus pasos: ahora se fotografió frente a un lugar emblemático, 55 años despuésManuscrito. Componer música y morir en Budapest

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