Gritos, rostros de desesperación, personas que se hundían en medio de flotadores cuando estaban a punto de llegar a tierra y otras que se aferraban a la vida subiendo al barco de rescate de Salvamento Marítimo. Esas fueron algunas de las duras imágenes que este miércoles dejó el vuelco de un cayuco en El Hierro cuando estaba a cinco escasos metros del muelle de la Restinga y que provocó la muerte de siete mujeres, tres de ellas menores de edad, además de varias personas fueron trasladas a centros hospitalarios con dificultad respiratoria.La precaria embarcación, donde viajaban hacinadas unas 150 personas migrantes, volcó cuando estaban siendo auxiliadas por Salvamento Marítimo, después de que algunos ocupantes se concentraran en una de las bandas, por lo que la barcaza se desequilibró y varios cayeron al agua. El momento del trasbordo de personas siempre es el más delicado de la operación, explican las autoridades, porque se trata de embarcaciones sobrecargadas con condiciones de seguridad precarias donde reina el nerviosismo, el miedo y el cansancio, pues los migrantes suelen llevar varios días de travesía sin apenas agua ni comida. No obstante, aunque los vuelcos de cayucos son frecuentes en este tipo de operaciones, tragedias como esta última en El Hierro, a escasos cinco metros del muelle, “no son nada habituales, porque una vez llegan al puerto, la gente suele estar más tranquila”, explica a Infobae España la investigadora Luna Vives, profesora de Geografía en la Universidad de Montreal (Canadá) y experta en salvamento marítimo, que destaca la necesidad de que las instituciones destinen más recursos. Para la experta se trata de un “problema estructural”, en primer lugar, relacionado con la “ausencia de vías legales y seguras para migrar” que fuerza a muchas personas migrantes a recurrir a rutas peligrosas como esta cuando, por lo general, huyen de situaciones de violencia, persecuciones o pobreza extrema, si bien asegura que la llegada al muelle de la Restinga de una embarcación abarrotada de personas “era algo previsible y evitable”. De hecho, recuerda, los trasbordos de personas migrantes suelen realizarse precisamente cerca de tierra y no en alta mar por la peligrosidad que presentan.Otro de los problemas, apunta la docente, son las precarias condiciones en las que viajan los migrantes, pues los cayucos y pateras no solo llegan sobrecargadas, sino que en muchas ocasiones “están llenas de agua, lo cual aumenta mucho el peso, y se desestabilizan muy fácilmente” aunque sean embarcaciones grandes. También asegura que Salvamento Marítimo “no cuenta con los medios adecuados”, por lo que destaca la importancia de que las autoridades incrementen los recursos. “Hacen falta más medios, tanto materiales como humanos, y especialmente en El Hierro, porque es aquí donde llegan los cayucos en condiciones más precarias. Las personas migrantes llegan a esta isla evitando los controles que hay a lo largo de la costa, por lo que se meten muy hacia adentro en el Atlántico. Son, por tanto, rutas más peligrosas, con embarcaciones mucho más sobrecargadas y viajes que duran más tiempo” que los que realizan a Fuerteventura o Lanzarote, añade Vives, que insiste en la necesidad de habilitar “vías legales y seguras” para evitar tragedias como esta última. “Lo que ha pasado en El Hierro debería hacernos reflexionar”, concluye.Y si bien sucesos como el del miércoles no son habituales, lo cierto es que a lo largo del 2024, según datos del colectivo Caminando Fronteras, un total de 4.808 personas migrantes fallecieron tratando de llegar a las costas españolas en cayuco o patera, lo que equivale a casi 32 muertes al día o una cada 45 minutos. Por ello, la ruta migratoria canaria ya se ha convertido en la más peligrosa del mundo.En lo que llevamos de año -desde el 1 de enero y hasta el 15 de mayo- 14.263 personas migrantes han llegado a España de forma irregular, según el último balance del Ministerio del Interior, cifra supone una disminución del 28% con respecto al mismo periodo de 2024, cuando llegaron por esta vía un total de 19.890 migrantes.Reparto de menores migrantes no acompañadosTras el suceso en El Hierro, el miércoles la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, también destacó la necesidad de que Europa abra vías legales y seguras para que nadie se tenga que jugar la vida para alcanzar territorio europeo, una petición que las organizaciones humanitarias que trabajan por los derechos de las personas migrantes llevan años reclamando. Rego también recordó que están en pleno desarrollo del Real Decreto de la modificación del artículo 35 de la Ley de Extranjería para la distribución de niños y niñas migrantes no acompañados, e indicó que en la próxima sectorial de Infancia se terminarán de establecer los criterios de acogida. Actualmente, el Gobierno de Canarias tiene bajo su tutela a más de 5.000 menores migrantes y el Ejecutivo central pretende distribuir 4.400 entre las comunidades autónomas para aliviar la situación del archipiélago, cuyos centros están saturados. La reforma del artículo 35 de la mencionada norma establece baremos para determinar el reparto de los menores, teniendo en cuenta factores como la renta y el desempleo de cada región, así como las inversiones previas para acoger a estos niños, niñas y adolescentes. Y, en ese sentido, las organizaciones sociales aseguran que España, un país de 48 millones de habitantes, tiene capacidad más que suficiente para acoger a esos 4.400 menores migrantes no acompañados.
El vuelco de cayucos es frecuente, pero no con muertes tan cerca de tierra como en El Hierro: “Era algo previsible y evitable”
