“No me estaría dando tregua la vida en estos días”, dice Marcos Cobertta, un productor agropecuario de la localidad de Carlos María Naón, en el centro de la provincia de Buenos Aires, donde se le quemó una cosechadora que había comprado usada en US$170.000. A esta desgracia se le sumó que hace siete meses tuvo un accidente cerebrovascular (ACV) junto con un paro cardiorespiratorio, por el cual le pusieron tres stents. Durante el incendio, que pudo haberse generado por un cortocircuito en la máquina, también se quemó un cabezal para la recolección de cultivos de maíz por valor de US$35.000. “Tuve un shock emocional, porque me pasaron tantas cosas juntas que todavía no me fijé lo del seguro [para la máquina]. Voy haciendo una cosa a la vez; aún no fui a buscar el acta a los bomberos”, relató Cobertta a LA NACION. Los bomberos no pudieron contener a tiempo el incendio, por la distancia del campo y las inundaciones de la zona que afectan los caminos rurales. “Los muchachos tardaron dos horas y estamos a menos 30 km de 9 de Julio, porque estamos con todos los caminos cortados y tuvieron que dar una vuelta enorme para llegar, y cuando lo hicieron estaba todo quemado ya”, lamentó. La pagó en alrededor de los 170.000 dólares de segunda mano en un concesionario de JunínEl equipo lo manejaba uno de sus empleados a la hora de iniciarse el incendio. “Llegó a la cabecera, dio la vuelta y vio tres montoncitos de fuego en el campo. Yo estaba a un lado, me subí, tratamos de apagar el fuego con la misma máquina, bajando el maicero y arrastrándolo al piso; corrí el asiento de la cabina para adelante y era una bola de fuego. Sentí olor a quemado y de un momento a otro literalmente explotó fuego en la cabina“, narró. La máquina era una Claas, Tucano 320, año 2018 que tenía alrededor de las 3000 horas de uso. La pagó en alrededor de los 170.000 dólares de segunda mano en un concesionario de Junín. “Me da una bronca porque era una máquina seminueva. Es una trampa mortal porque si no podés salir de la cabina te mata en nada. No hay matafuego que valga ni extinguidor. En dos segundos se te va una fortuna que valen los fierros: no te podría explicar la impotencia. En el seguro te dan un aproximado y tenés un equipo en determinadas condiciones, y siempre lo que te dan jamás alcanza a comprar lo mismo que vos tenés”, dimensionó. Así quedó la máquina de Marcos CoberttaLa cosechadora, que terminó de pagar hace alrededor de un año, estaba asegurada, pero no el cabezal. “El campo nos tiene tan castigados que en otro momento creo que me agarra un infarto. Asumimos una pérdida más”, contó. Por su problema de salud, contó que aún no avanzó con el tema del seguro, porque no logra identificar el número del chasis, según las instrucciones que le han dado en fábrica. “Por eso todavía ni sé lo que me paga el seguro, porque en la póliza no especifica bien. El seguro ronda los 200 millones de pesos“, aclaró. Explicó que actualiza el seguro dos veces al año: una vez para el trigo y otra al inicio de la cosecha gruesa. Señaló que el próximo vencimiento era el 23 [de septiembre] y que había hecho una renovación a comienzos de mes. Agregó que, con la suba del dólar, cada vez alcanza para asegurar por un monto menor la máquina. “Hace unos años se me quemó una máquina y tuve un accidente con un camión que tenía, con lo que me pasó lo mismo. Cuando el seguro me pagó el camión, la realidad es que compraba la rueda y un poco más. El camión valía $10 millones y me pagó 2 millones y tardó dos años el seguro para pagarme, además, el 30% se lo llevó el abogado”, enumeró. La máquina estaba trabajando en un lote de 14 hectáreas de maíz A esta situación, contó, se le sumó un problema de salud que lo atraviesa. “Tuve un accidente muy grande el 10 de febrero de este año: primero me agarró un ACV y un paro cardiorespiratorio y después me aplastó una fumigadora. Me caí entre las barras y el enganche de la fumigadora. Me hicieron una operación que en 9 de Julio no se hacía: me pusieron tres stents y me reinventaron la aorta, porque el hueso de la clavícula me reventó la aorta. Según me dijeron los médicos, uno en un millón se salva“, relató del accidente. Contó que en la comunidad, su caso es muy revolucionario: “Me dicen que no termino de salir de una que en seguida me pasa otra. Se ve que todavía no me quieren allá arriba”. El antes y el después de la cosechadora de Marcos CorbettaAhora está terminando de cosechar el lote de esas 14 hectáreas de maíz, donde estaba el equipo quemado, con una máquina vieja: “Me da más bronca estar terminando el lote con un cacharro viejo. Este año directamente no salí a cosechar y puse una máquina de afuera [contratista]. Pero como soy terriblemente insoportable, me gustan muchísimo los fierros porque son mi pasión, reparé esta cosechadora [tenía un desperfecto] para hacer unas pocas hectáreas. Y justo me pasó esto… De haber sabido, ni la movía del galpón. Son cosas de la vida. Estamos con el agua al cuello acá en Carlos María Naón, endeudados por las campañas anteriores y encima se nos suma esto”, se lamentó. El accidente le dejó secuelas neurológicas y ahora se encuentra incapacitado de hacer fuerzas o determinados movimientos en uno de los brazos. Planteó que todavía tiene una gran disyuntiva: “O compro de nuevo la cosechadora o invierto en dos departamentos. Estamos viviendo una etapa del campo que no sabemos para dónde disparar. Si comprás hoy una vaca de cría sale US$1000 y si la vendés sale US$600: el intermediario hace fortunas. Por ejemplo, en mi caso siembro mucho en comparación con lo que es un pequeño productor, pero poco para un grande, y esto cada vez me obliga a agrandarme para tratar de tener la misma rentabilidad. El problema a todo esto es que venimos de tres años de sequía y este año se presenta la inundación; con esto, los años van pasando y uno se va cansando″, comparó. Los bomberos tardaron dos horas en llegar por las inundaciones en la región Resaltó que todo lo que produce lo reinvierte en el sector y en la comunidad. “Soy fanático de los fierros, me gusta mucho la hacienda. Me encanta el campo”, subrayó el productor, quien remarcó que “es chacarero y no empresario del campo”. Por Belkis MartínezActualidad económicaActualidadComunidad de NegociosConforme aOtras noticias de Actualidad económicaAmplia caída. 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