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El peronismo bonaerense en la montaña rusa: la advertencia de Massa, la definición pendiente de Máximo y la incredulidad de Kicillof

El peronismo de la provincia de Buenos Aires, el más importante del país por su peso específico y la superpoblación de dirigentes, atraviesa una montaña rusa política. Estuvo en la cima cuando ganó con amplitud las elecciones de septiembre, para cargos locales, pero poco después cayó en picada y perdió con los libertarios en las legislativas nacionales de octubre. Ahora trata de no descarrilarse, pero pone en extrema tensión al gobernador Axel Kicillof.Ya no sorprende a nadie, pero los peronistas bonaerenses protagonizan una interna que mezcla la gestión con la política partidaria. Mientras avanza en la Legislatura la sanción del presupuesto 2026 y la ley impositiva que envió el gobernador, se demora el endeudamiento que Kicillof considera clave para poder cumplir con los compromisos externos el año próximo. La desconfianza mutua con La Cámpora vuelve a estar a la orden del día en La Plata.A su vez, la estructura orgánica del PJ bonaerense debería renovar sus autoridades a fin de año, pero la elección fue pospuesta para febrero próximo y aún no está claro si Máximo Kirchner podrá seguir al frente del partido o si será desafiado por el axelista Movimiento Derecho al Futuro (MDF). En la línea interna sigue la conducción de Kicillof preferirían que el sillón justicialista sea ocupado por un intendente, incluso alguno que no sea del palo propio.Kicillof, con el intendente Secco y su ministro Larroque, en EnsenadaLa demora en el debate del endeudamiento y la pelea soterrada sobre la conducción del PJ bonaerense arman un combo que complica la aprobación de normas vitales para la Provincia. A tal punto que otros sectores del oficialismo provincial, como el que encabeza Sergio Massa, piden separar las aguas: “Acá sólo están en discusión los instrumentos de gobernabilidad. Si meten otras cosas, la van a cagar”, advirtió el jefe del Frente Renovador a su mesa chica.Massa tiene la confianza de Kicillof por su conocimiento de la rosca política bonaerense. De hecho, colabora con el gobernador en las conversaciones necesarias para avanzar con la sanción del endeudamiento. Pero también habla con Máximo Kirchner, que es tal vez el que pone más reparos a la iniciativa. No lo hace abiertamente, pero hay bloques opositores que aprovechan la resistencia de La Cámpora para subir el precio de sus propias demandas.Máximo zigzaguea en una posición incómoda. Por vías oficiosas salió a desmentir que sus diputados y senadores provinciales actúen como si se ubicaran en la “oposición” -como sugirió la camporista Mayra Mendoza-, en una actitud que no registra antecedentes por su cercanía con la intendenta quilmeña, lo que fue interpretado en la Gobernación como una reacción luego de haber quedado en evidencia por una declaración que traspasó los límites.Mayra Mendoza empezó a despedirse de la intendencia de QuilmesKicillof interpretó que los camporistas están “haciendo lo mismo que el año pasado”, que es “fingir colaboración con el presupuesto y responsabilizar a la oposición por el financiamiento, que es lo que realmente necesitamos”, deslizó a LA NACION una fuente muy cercana al gobernador. Por eso, los que tratan al mandatario provincial en forma cotidiana registran cierta incredulidad sobre la ayuda que legisladores del oficialismo dicen que le prestarán.En los otros espacios del peronismo provincial, en cambio, achacan al axelismo una falta de vocación para negociar en términos reales con los intendentes. “Es cierto que son días para que no haya quilombos, pero tampoco caprichos”, advierten. Máximo no lo dijo abiertamente, pero sí lo hizo su ladero Facundo Tignanelli: “El proyecto vino con un fondo de infraestructura para los municipios. Reconocer que hay una necesidad es un paso adelante”, sostuvo.Pero inmediatamente precisó: “Ese fondo sería para inversiones, para realizar tareas que el Estado nacional dejó de hacer y que los municipios podrían llevar adelante de forma rápida”. Tignanelli habló de los municipios y no de la Provincia, como para que no queden lugar a dudas. La pulseada es, sobre todo, por el control de los fondos que surjan del endeudamiento, que volvería a ser tratado en comisión el martes en la siempre resbaladiza Legislatura.Sergio Massa, Axel Kicillof y Máximo KirchnerAlfredo SábatMientras los legisladores radicales, de Pro y los libertarios “blue” afilan sus pedidos para los intendentes propios y por lugares en la Suprema Corte y el Banco Provincia, entre otros estamentos del poder bonaerense, Máximo Kirchner tiene una definición pendiente: “ser o no ser” presidente del PJ provincial en 2026. “El proceso interno será electoral o de síntesis de unidad, veremos cómo se aborda”, dijo esta semana en Matheu, la sede del PJ nacional.El peronismo no va a una elección interna real desde 1988, cuando el riojano Carlos Menem derrotó inesperadamente al bonaerense Antonio Cafiero. Ahora, la caída en la elección legislativa nacional, que también se cobró como víctima al PJ provincial, pone en tela de juicio que los bonaerenses sigan siendo la cabeza del principal partido de oposición a Javier Milei. Sobre todo, si no pueden resolver su propia interna y le pasan el problema a los peronismos del interior.Por Mariano SpezzapriaSergio MassaAxel KicillofMáximo KirchnerConforme aOtras noticias de Sergio MassaPlanes reservados. Pese al golpe electoral, Kicillof no resigna su proyecto presidencial y articula con gobernadores del PJCrisis en Fuerza Patria. En las filas de Massa y de Grabois intentan recalibrar para salir del impacto por la derrota “Serían extraordinarios”. Alberto Fernández se metió en la interna peronista y dijo quiénes deberían ser candidatos en 2027

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