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Carlos Ordinas, experto en neurociencia: “Esta es una alternativa mucho más sana para negarle cosas a tus hijos sin decir un no automático”

La gestión de las emociones de los hijos suele suponer a menudo un reto para los padres. Son numerosas las técnicas que existen para intentar que su educación y posterior desarrollo sean lo mejor posible, aunque no siempre se obtenga el mejor resultado.Uno de los aspectos que más conflicto puede generar es la gestión de las peticiones, pues estas pueden convertirse en una oportunidad para fomentar su desarrollo emocional y su capacidad de autorregulación si se aplican soluciones de forma adecuada.Para ello, el experto en neurociencia, Carlos Ordinas, (@carlosordinasfit) ha compartido un vídeo en sus redes sociales explicando los beneficios de una alternativa para poder negarle cosas a los hijos sin utilizar directamente la palabra “no”.Alternativas a la negaciónSegún comenta Ordinas, los menores que adquieren la habilidad de retrasar la gratificación muestran un mayor éxito académico, un autocontrol más sólido y desarrollan relaciones sociales más satisfactorias. Por ello, el impacto de la respuesta parental en el cerebro infantil resulta determinante.Cuando un niño recibe una negativa automática, se activa la amígdala, la región del cerebro encargada de detectar amenazas. Eta reacción desencadena estrés, frustración y, con frecuencia, episodios de berrinches, expone el experto. Sin embargo, si el adulto opta por una respuesta como “Pregúntamelo de nuevo cuando termine esto”, se estimula la corteza prefrontal, responsable de funciones como la espera, la planificación y la autorregulación. De este modo, el menor se siente escuchado en lugar de rechazado, lo que refuerza el vínculo afectivo y contribuye a su sensación de seguridad.Aplicarlo en el día a díaEn situaciones cotidianas, como una visita a una tienda en la que el niño solicita un juguete, la recomendación de Ordinas pasa por posponer la respuesta: “Pregúntamelo después. Ahora vamos a comprar lo que necesitamos”.También se puede aprovechar el momento para implicarle en una tarea, por ejemplo: “¿Me ayudas con tu hermana mientras terminamos?”. Si finalmente la respuesta sigue siendo negativa, se sugiere ofrecer una alternativa que mantenga la esperanza y fomente la colaboración: “No podemos comprarlo hoy, pero lo podemos poner en la lista para Navidad”.Este enfoque permite enseñar valores como el servicio, la paciencia, la colaboración y la gestión emocional, al tiempo que ofrece al adulto un margen para evitar reacciones impulsivas, explica Ordinas. Además, se destaca la importancia de cuidar la alimentación para favorecer tanto el desarrollo emocional del menor como la paciencia del adulto, recomendando una dieta rica en Omega-3, cúrcuma y colina. Desde la Asociación Española de Pediatría detallan que, especialmente en la primera infancia, los niños aprenden en gran medida a través de la observación de sus cuidadores. Por ello, mejorar la propia gestión emocional puede resultar la mejor manera para enseñar formas saludables de gestión emocional a los más pequeños.A su vez, también proponen otras recomendaciones, empezando por conocer al niño, tratando de comprender su desarrollo madurativo y sus necesidades. Del mismo modo, recalcan la importancia de empatizar y comprender la emoción que sienten los hijos. En este caso, habrá que validar y aceptar sus emociones, sean agradables o no, y expresar una solución con naturalidad y formas apropiadas.Por otra parte comentan la importancia de establecer unos límites y ofrecer alternativas a su conducta. Además, es recomendable recordarles el cariño que se les tiene, mostrar afecto y al mismo tiempo dedicar el tiempo necesario para establecer una relación de calidad entre padres e hijos.

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