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Un empujón al esfuerzo creativo de los jóvenes

Yse va la tercera. El Premio Estímulo a la Escritura “Todos los tiempos el tiempo” –lanzado por la Fundación Bunge y Born, Fundación Proa y LA NACION en el pandémico 2020– convoca hasta el 20 de este mes a narradores, guionistas, dramaturgos, historietistas e ilustradores de todo el país a presentar sus obras en desarrollo. A diferencia de otros concursos, “Todos los tiempos el tiempo” selecciona versiones provisorias de obras inéditas, “borradores” con un mínimo de páginas ya terminadas. Está destinado a jóvenes de 20 a 40 años, y las bases y condiciones se pueden consultar en la página web https://todoslostiempos.org/. En esta ocasión, se entregarán cuatro premios de 350.000 pesos en las categorías de narrativa, narrativa breve, dramaturgia y guión, y un incentivo a la edición de 250.000 pesos para la publicación de una novela gráfica.”Las categorías del premio son narrativa, narrativa breve, guión y dramaturgia” En su primera edición, hubo 1100 inscripciones y, en 2021, cerca de 1300 de las 24 jurisdicciones del país. Para este año, los organizadores esperan más de 1500 proyectos. Fueron jurados del certamen figuras reconocidas del teatro, las letras, el cine y la narrativa gráfica como Alfredo Arias, Pablo Gianera, Leila Guerriero, Ariana Harwicz, Mariano Llinás, Pola Oloixarac y Sole Otero. Este año, integran el jurado los escritores, docentes y críticos Daniel Link, Mercedes Halfon, María Sonia Cristoff y Héctor M. Guyot. “Estoy muy contenta de participar como jurado de este premio –dice Halfon–. Producir literatura en nuestro país es difícil, los tiempos de un proceso de escritura son dilatados y muchas veces quienes escribimos terminamos llenándonos de trabajos de todo tipo para salir a flote. Que un premio apoye la escritura y no la obra terminada es un modo de visibilizar ese trabajo”.“El premio a proyectos en desarrollo siempre tiene un componente de riesgo e incertidumbre –dice Gerardo della Paolera, director ejecutivo de Bunge y Born–. Es una buena señal que muchos de los proyectos premiados en las ediciones pasadas hoy se hayan convertido en obras publicadas, ya sea en forma de libro, obra de teatro u otro formato. De algún modo se valida la idea de que el premio representa para los autores un impulso valioso para terminar sus obras”.”Hay además un incentivo para la publicación de una novela gráfica” Norberto Frigero, director de Relaciones Institucionales de LA NACION, sabe que la decisión de establecer un rango etario de 20 a 40 años motivó reclamos por parte de los mayores de 40. “El espíritu que tiene el premio es promover trabajos de jóvenes de todo el país; es una convocatoria nacional y eso abre expectativas muy interesantes. Es una apuesta al talento y a la creación de los jóvenes argentinos”.Varios de los proyectos galardonados en ediciones pasadas llegaron a librerías. Entre ellos, El museo de la memoria humana (Orsai), libro de cuentos de ciencia ficción del marplatense Valentino Cappelloni (que ganó en la categoría de ficción en 2020), y La Madriguera (Hotel de las Ideas), novela gráfica de Femimutancia (Jules Mamone, Villa Gesell, 1989), seleccionada en 2020. Otros, como Metrochenta, de José Guerrero (Río Negro, 1988), se vieron en salas teatrales: la obra de Guerrero, premiada en dramaturgia en 2021, se estrenó en julio de este año en Timbre 4.“Participar de concursos es casi una obligación para los escritores jóvenes, y especialmente para los inéditos –sostiene Cappelloni–. No es fácil publicar”. Para este joven autor nacido en 1992, el premio otorgado a un escritor inédito es como una medalla. “Una medalla para validarse primero ante uno mismo, y después ante la familia, los amigos, otros escritores –destaca–. Y también para validar un texto cuando se sale a buscar una editorial”. Cappelloni llevó sus cuentos al taller del escritor Martín Felipe Castagnet. “Con él trabajamos intensamente. Los cuentos se alargaron, cambiaron, aparecieron nuevos, y cuando el libro estuvo terminado surgió la posibilidad de publicarlo en la nueva colección Central de Orsai, en una edición muy linda. Quizás el camino del libro hubiera sido otro sin el premio, quizás no lo habría trabajado tanto, no habría podido publicarlo o hubiese renunciado a escribir. Hoy es lo que es, y un poco yo soy quien soy, gracias a él. Así que invitaría a todo el mundo a participar, sin excepción. Yo mandé mi texto el último día de la convocatoria”.Otro autor premiado en 2020, en el rubro de dramaturgia, fue Patricio Ruiz (Azul, 1989). “Recibí el Premio Estímulo por mi obra Rubbish: recital para maricas, viejas divas y albañiles, en la que recupero parte de la biografía de Manuel Puig y la mezclo con la propia y una enorme cantidad de fantasías. Este premio es un reconocimiento al proceso, algo que por lo general el exitismo en el mercado del arte no habilita. Estoy seguro que perdurará, porque los artistas vivimos en emergencia. Las formas en las que muchas veces nos pagan, siempre desfasadas de la realidad que se encarece, y las informalidades a las que nos vemos expuestos, sumado a la falta de políticas culturales de algunos gobiernos, crean la necesidad de premios como ‘Todos los tiempos el tiempo’. Espero se multipliquen, para que existan más recursos y compañeros reconocidos tanto artística como materialmente”. Actualmente, Ruiz trabaja con el director Dennis Smith en el montaje de su obra.Además de los premios económicos, el certamen establece la entrega de menciones en las categorías de narrativa, narrativa breve, guión y dramaturgia; los autores elegidos pueden asistir a clínicas de escritura interdisciplinarias coordinadas por Alan Pauls y Romina Paula. “La idea de las clínicas surgió para que los autores tengan la posibilidad de trabajar su material no solo con destacados escritores como Pauls y Paula, sino también con sus pares de distintas disciplinas –dice Adriana Rosenberg, directora de Fundación Proa–. Las miradas variadas hacen posible también la construcción de la obra. La posibilidad de compartirlas durante el proceso creativo nos pareció una gran oportunidad”.“Estuve en las dos ediciones de las clínicas, junto con Alan Pauls, y en los dos años trabajamos por Zoom –cuenta la escritora, directora y actriz Romina Paula–. Podría decir que cuando me lo propusieron me parecía raro hacer un taller con gente que no te eligió, en general la gente te elige porque quiere trabajar sus materiales con vos. Lo que tienen de interesante estas clínicas es que son interdisciplinarias, con participantes de todas las categorías. Eso es buenísimo. A diferencia de otros talleres que doy, hay opiniones desde otros lenguajes. Es una clínica de materiales cruzados es muy productiva”. La autora de Agosto revela que los materiales de los concursantes suelen estar muy avanzados. “Fueron experiencias muy buenas: todos le dedicaron tiempo y los trabajos crecieron con los comentarios de los compañeros”.En esta ocasión, no hay que perder tiempo: la convocatoria cierra un día antes del comienzo de la primavera.Daniel GigenaConforme a los criterios deConocé The Trust Project

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